Salado.

8.9K 998 127
                                    

–Te ves muy mal, Naruto-kun–dijo Hinata tomando ambas mejillas pálidas entre sus manos, el rubio solo atinó a sonreír débilmente.

–No es nada 'ttebayo– consiguió decir con una voz demasiado rota para inspirar confianza, pero aun así esforzándose por mostrar algo de su vitalidad ahora inexistente.

Hinata pareció preocupada al verlo tan ojeroso, el cambio era tan brutal que de ser el chico alegre y vivaz ahora era el chico que no podía sostener una conversación de mas de tres líneas con alguien. Era obvio que no descansaba, que había algo que a lo largo del día lo iba reduciendo a un simple cuerpo arrastrado por él viento, inerte y liviano.

–¿Haz tomado tus vitaminas?

–¡S-sí!–balbuceó–Lo prometo

–¿Duermes bien? –siguió inquiriendo, para nada convencida–Tienes unas ojeras considerables, te ves enfermo. Deberías ir a casa.

–¿Tu crees? Y-yo puedo aguantar hasta que...

Se vió interrumpido por Hinata quien comenzó a tirar de sus hombros para llevarlo a la sala de prefectura.

–¡Ni hablar! Yo te paso todo lo que respecta a la escuela, tu de verdad necesitas descansar.

Lo arrastró prácticamente porque de verdad no tenía fuerzas ni para detenerla. En cuanto la prefecta de regularización los vió, sus ojos miraron desaprobatoriamente él rostro pálido y marchito de Naruto quien atinó a hacer una sonrisa, mas parecida a una mueca.

–¿Acaba de vomitar?

–No, ni siquiera puede masticar algo. Creo que tiene anemia–aclaró Hinata.

–¿Y por qué vino en ese estado?

–Porque es tonto y terco, ahora venimos para sacar permiso de una semana de faltas.

La prefecta la miró dubitativa.

–¿Semana?

–¿No le ve el rostro? Parece a punto de colapsar, una anemia no se cura en dos días, si se siente mejor puede venir a clases, solo por si acaso–persuadió la pelinegra quien veía cada vez mas débil a Naruto.

Finalmente la prefecta accedió ante él pedido y llamó a los padres del susodicho para que lo recogiesen, cosa que fue casi inmediata. Él señor Minato se llevó prácticamente cargando a Naruto quien ya iba sumido en un sueño inquieto. Iban directo al doctor.

En wl camino fue imposible sacarle información a Naruto acerca de lo que tenia; iba durmiendo profunda pero incómodamente, no parecía estar descansando en lo absoluto. Minato condujo lo mas rápido que pudo; su bebé se veía realmente mal. Y no es que no se hubiese percatado, pero la verdad es que no lo había visto a fondo, no había reparado en sus ojeras, su palidez o su extrema somnolencia. Parecía cada vez mas liviano, mas débil y curiosamente mas suave.

En él hospital estuvieron a punto de aplicar él protocolo de reanimación al verlo prácticamente inconsciente, finalmente le pusieron suero y esperaron a que despertase. El doctor de turno no determinó nada mas que cansancio y ligera presencia anémica que aunque era mínima avanzaba a un paso alarmante. Ciertamente podría regresar ese día a su casa pero requeriría suplementos alimenticios y somníferos para regular sus necesidades.

–¿No has estado durmiendo?

–J-ju...Juro que sí, pero sueño mucho y siento que no descanso–gimoteo desde la parte trasera del auto–Siento que me succionan la energia.

–Oh cielo, vas a estar bien. Ya tienes medicación y te pondrás bien ¿si?–respondió ciertamente desesperado. Casi podía verlo desvanecerse.

Asintió. Sin fuerzas.

Kushina casi enloquece al verlo, lo llenó de besos y lo recostó en su cama inmediatamente, le dio sus medicinas y vigiló celosamente su sueño incierto en él que veía de todo menos tranquilidad en él rostro de su hijo.

Algo lo estaba matando.
Le estaban quitando la vida a sorbos.

¿Pero qué era?

Sex's ApettiteWhere stories live. Discover now