Sueños

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–¿Con quién hablabas anoche, hijo?

Naruto detuvo la cuchara desbordante de cereal a medio camino.

–¿Uh?

–Ayer a la noche, te escuché hablar con alguien–comentó Kushina, Minato tambien detuvo su desayuno para verlo inquisitivo.

Por alguna razón, los colores se le subieron a la cara.

–Ah, eso. Espero que no se molesten pero ayer tuve problemas para dormir y la verdad es que me aburrí y llamé a Sai para que me hiciera compañia un rato–explicó con una sonrisa nerviosa–Subió por la ventana.

–Oh, ¿Ya se fue a su casa?–preguntó Minato reanudando su comida.

–Uhm sí, solo estuvo aquí una media hora.

–Bien, la proxima vez avisame para no darme esos sustos–sonrió contenta Kushina mientras le acaricia una mejilla suave y sonrojada 

El chico desvió la mirada y soltó aire por entre los dientes mientras seguía comiendo un poco mas incómodo que antes.

Tendría que preparar su coartada con Sai por cualquier cosa. No quería imaginarse la cara que hubieran puestos sus padres si hubiese mencionado el nombre prohibido, probablemente hubieran corrido al médico con el alma en un hilo.

Además, no quería compartir con nadie esa felicidad.
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–¿A dónde fuiste anoche, Sasuke?.

El muchacho estaba tirado en un charco de sangre obscura que emanaba de una cantidad variopinta de heridas que se extendían por todo su cuerpo convulso. Esta vez tenía una estaca muy larga y gruesa clavada en su abdomen. Doloroso pero no tanto como cuando Kyubi le arrancó los ojos.

Tuvo que escupir sangre para aclarar un poco su garganta seca y desgarrada por tanto gritar.

–S-solo qu-quería verlo–lloriqueó patético.

–¿Quién te dió permiso, hermano?

Itachi era lo suficientemente cruel como para retorcer la estaca sin ninguna gesto en su rostro adusto. Esta vez, Kyubi no estaba a su lado para torturar al súcubo menor.

Sasuke no contestó, muy ocupado destrozandose los labios entre sus dientes, apretados por el intenso dolor que lo corroía.

–Creo que este método de entrenamiento no está siendo lo suficientemente eficaz. ¿Será que necesitas un mejor incentivo?–dijo sardónicamente mientras enterraba mas el palo–¿Sería bueno hablarlo con Naruto? Igual me gustaria conocerlo.

Fue con un chasquido húmedo, muy rápido y grotesco. Sasuke se levantó, sin importar que su cuerpo se moviera mientras estaba empalado, se arrancó la estaca de un movimiento rapido y doloroso pero no lo suficiente como la urgencia de proteger a su pequeño serafín. Dejó un hueco brillante de sangre.

Itachi era su hermano, y muy en el fondo sabía que solo lo decía para motivarlo pero la simple idea de su chico sufriendo lo hacía ver rojo. Se sentía llenar de uns energía pura y violenta, su pecho inflandose de rabia y sus dientes castañeando.

–Lo que quieras, menos él. N-no lo tocas.

Itachi retrocedió con una sonrisa de suficiencia en sus labios.

–Entonces deja de lloriquear y concentrate.

Un súcubo es un demonio.
Aunque de las jerarquías más benévolas que existen.
Comen almas para castigar a los humanos perdidos pero de vez en cuando se llevan a algun inocente;  como Naruto.

¿En qué consistía el entrenamiento de Sasuke? ¿Por qué tenía que padecer todo esto?
No moriría, podría sufrir todos aquellos suplicios pero siempre de regeneraría.

Un súcubo con el control sobre su sed tiene que ser empático con el dolor humano.

Es decir, tiene que saber sobre el sufrimiento para hacerse fuerte y controlar su propia capacidad y hambre de almas. El necesita pasar por dolores inimaginables para que el mismo pueda exonerarse.

Sasuke necesita ese dolor.

De hecho todo súcubo lo necesita pero la gran inmensa mayoría decide ahorrarse el sufrimiento y seguir cazando almas de manera descuidada. Y esa misma realidad,   Sasuke había estado evitando hasta que conoció al serafín y supo que para estar con el debía aprender a controlarse y a soportar.

Todo esto se reducía a soportar. Sin dejarse vencer.

Lo que Itachi y Kyubi aún no le decían era que estaba más cerca de alcanzar su objetivo de lo que el creía. Ambos estrictos entrenadores coincidían con la idea de que el joven súcubo era verdaderamente talentoso y determinado.

Inclusive Obito tuvo que desistir de molestar cuando vió los avances de Sasuke.

Para cuando Sasuke dió de si, se dieron cuenta de todos los límites que había sobrepasado y que verdaderamente ya estaba listo.



A veces me dan ganas de dejarlos estar juntos y luego me acuerdo de lo mal que me cae Sasuke en el anime y se me pasa.

No es cierto jejeje.

Sex's ApettiteWhere stories live. Discover now