Las aves sedientas

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La visión que se alzaba en la isla era lo más tenebroso que Hardy había visto en su vida. Y le asombraba que los hombres temieran tanto al océano cuando todo lo que este hacía era respetar los ciclos de la vida. El fuego por otro lado, consumía todo a su paso. El fuego era una ola de destrucción. No era aquel calor maravilloso que reinaba cuando el sol estaba en lo alto, de eso estaba segura, pero era la muestra más certera de que cada vez que los mortales jugaban a ser dioses, el universo tenía su manera de retomar el control.

Las llamas se extendían por el cielo como bestias sin garras, solo fauces rojas y negras devorando todo a su paso.

― ¿De dónde viene el fuego? ― preguntó agitado Huracán, tomando por los brazos a uno de los aldeanos que corría despavorido.

―Un barco atracó en el lado oeste de la isla, descendieron en botes como mosquitos, están robando todo ¡Por favor tienen que ayudarnos! ―suplicó el hombre con los ojos regados de lágrimas.

Hardy por su lado era incapaz de moverse un solo milímetro, presa de las emociones de un pueblo entero. Su cuerpo parecía asfixiarse junto a los aldeanos que no habían podido huir de las llamas, envolviéndola en un dolor que quemaba todos sus sentidos. Pudo sentir que sus piernas cedían sin control, mientras a lo lejos escuchaba a Huracán gritar instrucciones a su tripulación, quienes se habían puesto sobrios a la mera visión de las llamas.

Fulvio la tomó entre sus brazos antes de que se diera contra el suelo, tratando de controlar sus convulsiones febriles.

― ¿Hardy, que ocurre? ¿Hardy, me escuchas?

―Están muriendo, en todas partes. Es el fuego―era todo lo que podía articular sin perder la razón.

Aun en los brazos de Fulvio, trató de enfocar la vista y liberar sus sentidos, pero las imágenes que explotaban a su alrededor le recordaban a otras circunstancias, catorce años atrás.

Madera explotando a su alrededor, los cuerpos inertes en el piso, los gritos y el dolor, se parecían demasiado. Mientras Fulvio la arrastraba como un saco a través de la isla, cada escena le recordaba a lo ocurrido esa noche de tormenta, a ese miedo tenebroso que sintió por primera vez cuando las figuras humanas caían entre las olas hasta el lecho marino. Los puestos alrededor del mercado se llenaban de humo en pocos minutos, y los aldeanos bramaban en busca de los suyos, nombres sin sentido para Hardy pero que significaban el universo entero para ellos.

― ¿Dónde está Huracán? ―articuló Hardy con dificultad.

―Rescatando a los que puede. El resto de la tripulación se encuentra dividida: algunos fueron a cuidar el barco y otros fueron a pelear a la costa oeste― en medio del barullo una mujer los intercepto con gritos desquiciados.

― ¡Teneis que ayudarme, mi familia, están todos dentro! ―lloró señalando detrás de lo que había sido el puesto de dulces, donde una casa con el marco en llamas se alzaba con poca estabilidad.

En ese momento Huracán llegó corriendo con dos de sus hombres, que sin necesidad de más explicaciones comenzaron a rescatar y sacar de ese lugar a toda cosa viva que encontraran, animales o humanos, salvando lo único importante de salvar. Huracán se detuvo frente a ellos, su rostro y ropa lleno de hollín, cuando la mujer tomo sus manos entre las suyas y comenzó a rogar por ayuda una vez más. El capitán miró a Fulvio un instante.

―Tu a la izquierda, yo voy a esta―Indicó la casa colindante que también se encontraba en peligro de caer, con sus habitantes aun en su interior.

El segundo al mando dejó a Hardy en el piso, presa de las emociones que reinaban en el ambiente, mientras él y el capitán se internaban a rescatar a quienes pudieran. La sirena siguió a Thorn con la mirada pero cada vez más recuerdos se agolpaban en su mente. El capitán se cubrió con su capa tratando de minimizar el daño, pero las flamas también querían un poco de él, jugando peligrosamente cerca de sus brazos. Sus pulmones se llenaban de humo, que Hardy podía notar por la tos seca del hombre que trataba de salvar a la familia de la mujer que gritaba.

Huracán Thornbird - Los Seis Reinos #2Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon