CAPITULO 3 PELIGROSAS INTENCIONES

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Al día siguiente por la tarde Hana despidio a sus amigos en el aeropuerto.

La pequeña niña se aferro a ella, la abrazo y le dijo cuanto la extrañaría y Hana le correspondió con el mismo cariño, y la hizo pensar que si algún día tenia una hija quería que fuera como ella, dulce hermosa, con esos risos rubios y que tuviera los ojos azules de Ashraf.

Nuevamente se reprendió, que locura estaba pensando

Ella jamás tendría una hija con Ashraf. Pensar eso la deprimió pero lo disimulo al momento de abrazar a su amiga de desearle un buen viaje y que todo saliera bien con su suegra.

—Cuídate amiga, cualquier cosa que necesites ya sabes donde llamarme- le expreso con mucho cariño Aimé

—Si Aimé no te preocupes estaré bien- indico ella -Marcel espero que y tu mama mejore- dijo dirigiéndose a Marcel, quien como era lógico seguía desbastado por la noticia de la enfermedad de su mama.

—Gracias Hana, te estaremos informando por teléfono y cuando estaremos de regreso- indico el despidiéndose con un beso en la mejilla.

El vuelo fue anunciado y sus amigos se fueron a la pista de abordaje. Hana espero hasta que sus figuras desaparecieran de su campo de visión, para lanzar un suspiro profundo, pues sabia que los extrañaría mucho, mas aun a la pequeña Laurie.

Mas tarde, mientras esperaba taxi, no sabia porque razón volvía a sentirse aprehensiva, nerviosa y observada.

Miro a todos lados pero no había nadie conocido

Quizás todo era producto de su imaginación producto de la experiencia vivida anteriormente

Sabia que Ashraf había vuelto a Turquía y estaba segura no la volvería a buscar

Su orgullo había sido muy herido cuando le escupió aquellas palabras, que amaba a Vincent, aunque claro solo fue eso, su orgullo, porque si la hubiera amado tanto no se hubiera acostado con aquella mujer.

Nuevamente su corazón se lleno de dolor al pensar en eso.

Ahora como dijo Aysel estaría en los planes de su boda con Meriyan y con la que tendría hijos.

Niños con los ojos azules como el.

Pero para ella no habría hijos de ojos azules.

Ni un amor especial, único y maravilloso.

Tampoco un hogar y una familia.

Las lágrimas corrieron rebeldes por su mejilla y decidió volver a la casa.


En la noche se preparaba para ir al bar y al salir a la calle esa misma sensación de peligro la persiguió

En el bar el trabajo fue estresante, estaba full y esta noche la música estridente la aturdía.

Roxí una compañera de trabajo y con la que ya había formado lazos de amistad, se dirigió a ella cuando se encontraron en el bar yendo por sus respectivos pedidos

—Hana, podrías cubrirme mañana, se que es tu día libre y querrás descansar pero es que prometí a mi hijo estar con el en su cumpleaños- le pidió con todo de voz suplicante y ojitos de cordero degollado a la que era imposible rehusarse. Así que sin pensarlo acepto. Además era mejor trabajar que estar sola en la casa de Aimé pensando y recordando lo que no debía, y a quien no debía.

—Te cubriré- acordó sonriente

—Gracias amiga, después cuando necesites un día yo te cubro.

La noche avanzo, y el bar por fin se estaba vaciando. Ya eran las 3:00 am y ella solo quería volver a casa y dormir, si eso era posible, si los sueños que la habían atormentado en los últimos meses no lo seguían haciendo.

HANA, EL REGRESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora