Capítulo 16

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MAX POV

Me detengo.

Y vuelvo a caminar de un lado a otro en mi habitación, rompiéndome la cabeza pensando en qué hacer. Probablemente debería dejar de preocuparme, pero me es malditamente imposible. La noche anterior… fue algo. No sé lo qué fue, pero estoy malditamente seguro que Amy quería que la besara y he decidido que soy un imbécil por no haberlo hecho.

Sin embargo, sé que ella estará toda rara hoy. Lanzo un suspiro y paso una mano sobre mi rostro. Sólo sé que no sé nada.

Vaya… hasta me había vuelto filosófico. ¿Quién lo hubiera esperado?

Esto es una mierda.

Y me estoy cansando de ello.

Lanzo un sonoro suspiro, tomo una remera negra de mi armario y empiezo a moverme fuera de casa. Pensar es una mierda. Así que decido ir a lo de Chad, tal vez sea un burro pero se divaga a lo grande y a veces, si tienes suerte, dice las cosas correctas como en la fiesta de Kiara.

Voy a pie, para poder despejar mi cabeza mientras camino. Unas cuadras más abajo me detengo, después de todo la casa de Chad no está lejos de la mía. Amigos de la infancia y toda esa mierda.

Me detengo frente a una casa de una planta, las paredes de ladrillo visto, un pequeño jardín descuidado en el camino de entrada. Sin preguntar, hago mi camino dentro. El silencio me recibe mientras voy pasando algunas habitaciones hasta detenerme en la última de todas. Empujo la puerta de madera y me meto a mí mismo dentro.

Chad está tirado en un sofá color verde viejo rectangular, los pies estirados frente suyo. Una mano sostiene el control remoto y la otra una lata de cerveza.

—Oye —digo, dejándome caer al otro lado del sofá.

Él no levanta la mirada del televisor.

—Ou —dice. Hago una seña con la mano y él lanza un suspiro. Con la mano derecha me señala hacia una mini heladera al lado de la televisión y me dirijo a ella, cogiendo un par de cervezas para mí mismo.

—Luces asqueroso —digo observando la televisión. La noche anterior lo destruyó.

—Ouch, bebé. Rompiste mis sentimientos.

Me encojo de hombros, indiferente.

—Lo siento, nena.

Seguidamente, mi celular suena. Con un esfuerzo lo quito de mi bolsillo trasero y leo el mensaje, es de Amy:

A: ¿Dónde estás?

Sonrío.

M: ¿Me estás acosando?

Rápidamente llega otro mensaje:

A: ¡Por supuesto que no! Ya quisieras.

Lo quiero.

M: Chad.

Media hora después estoy a segundos de quedarme dormido, estirado completamente en el pequeño sofá. Chad hace tiempo se desparramó en el suelo, su rostro pegado al piso, con la mirada puesta en la televisión.

La puerta se abre un sonoro PAM.

—¡Hoolaa! —un coro de voces chillonas hace su viaje hasta nosotros. Mi cabeza se levanta del sillón y la de Chad del suelo. Kiara y Amy nos están sonriendo de oreja a oreja, de pie dentro de la pieza de Chad.

—¿Qué hacen aquí? —Chad deja salir luego de una impresión momentánea y se deja caer nuevamente.

Amy se mueve hacia mi dirección, sus ojos recorriendo su entorno. No estaría sorprendido si algún calzoncillo de Chad está tirado por ahí.

Él es malas noticias!Where stories live. Discover now