Capítulo 23

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MAX

—Mi hijo ya es todo un hombre.

Camino en busca de mis llaves en el comedor completamente vestido, listo para la fiesta de colación cuando mi madre deja escapar un sonido ante mi presencia. Sus ojos brillan más de lo usual pero no puedo culparla, cualquiera lloraría al verme en traje de gala negro, es la sensación que tiendo a producir en los demás, sobre todo en las madres. Me adoran.

Solo espero conseguir una respuesta parecida en Amy. Obviamente, no quiero hacerla llorar como lo está haciendo mi madre, pero no me opondría a una sonrisa.

Inés está llevando puesto un vestido negro hasta el suelo con un collar dorado que va con sus zapatos. Se ve hermosa, es hermosa. Imagino que éste ha de ser un momento importante para ella, ver a su único hijo terminar oficialmente la escuela secundaria para adentrarse en el mundo adulto y toda esa historia.

Me muevo incómodo sin saber exactamente qué hacer, moviendo mis manos de un lugar a otro, dónde mierda dejé mis llaves?

—¿Buscaremos a Amy? —ella pregunta y yo niego con la cabeza.

—No, irá con sus padres, la encontraremos allí.

Sonríe.

—Esa niña me encanta. Es hermosa e inteligente y muy educada —dice mi madre, siguiendo mis pasos con sus tacones repiqueteando en el suelo.

—Hmm —murmuro, no hago ningún intento de cuestionarla— ¿Has visto mis llaves? —pregunto, cansado de buscar.

—Sí, están en el auto.

Subimos al auto y en menos de veinte minutos llegamos al local que se encuentra en el centro de la ciudad: Mediterráneo. Hay luces que alumbran en determinados puntos del complejo creando la sensación de un ambiente ligero. La avenida está brutalmente concurrida, llena de autos que vienen y van. Observo a un grupo de chicas e inmediatamente reconozco a una de ellas, es Kiara. Su cabello está adornado y se ve bien en su vestido. Está acompañada de sus padres a ambos lados de ella mientras caminan en la entrada y posan para unas cuantas fotos.

—Vamos —dice mi madre y estira de mi hacia la entrada y la sigo; rápidamente nos tomamos una foto juntos y empezamos a movernos dentro, mis ojos recorriendo el lugar en busca de una persona en particular con largo cabello oscuro. Estoy tremendamente impaciente.

Una vez más acomodo mi traje y al levantar la vista mis ojos se abren en sorpresa. Amy está en la entrada observando el ambiente. Angélica y Tomás se encuentran detrás de ella, observan el alrededor y van en busca de su mesa indicada para la noche.

Amy me había descrito anteriormente el vestido que usaría... pero maldición, que ingenuo fui. Mi imaginación no se compara en lo más mínimo a como ella se ve en realidad en dicho vestido. Su cabello está recogido y suaves ondas marrones caen al costado de su rostro ovalado; mis ojos siguen la línea de su clavícula hacia el escote de su vestido en forma de corazón que llega hasta su pequeña cintura, luego cae en un mar de tela hacia el suelo. Mientras estoy de pie allí, solo puedo hacer una cosa y eso sería mirarla. Podría observarla todo el día, toda la noche y nunca cansarme de ello.

Sus ojos encuentran los míos y lo único posible que podría hacerla más hermosa, es la sonrisa que aparece en su rostro al verme. Igualo dicha sonrisa y me acerco a ella lentamente, Amy hace lo mismo hasta que estamos de pie uno frente al otro.

—Estás perfecta —le digo, si tan solo pudiera encontrar otro sinónimo mil veces más fuerte que esa palabra lo utilizaría... pero lastimosamente apesto en Castellano.

Ella sonríe.

—Gracias —a continuación sus ojos me examinan e inmediatamente me pongo recto— tú te ves  perfecto también —dice.

Él es malas noticias!Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang