Capitulo 18

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MAX POV

—¿Estás seguro de esto?

Sonreí.

—¿Tienes miedo?

La barbilla de Amy subió un milímetro hacia el oscuro cielo. Las estrellas eran más brillantes de este lado de la ciudad. —No, claro que no.

Mi sonrisa se ensanchó.

—No te preocupes —dije. Quería que supiera que nunca le pasaría nada malo estando conmigo— no te vas a caer. Y si lo haces, estaré detrás de ti para atraparte.

Eso pareció convencerla. No quería que se convenciera, quería que lo tuviera por seguro, que confiara en mí. Pero no iba a presionar, eso era un comienzo.

—Vamos, sube —hice señas hacia las rejas y las zapatillas de Amy se posaron en uno de los agujeros de metal de la enorme y alta reja que impedía el paso dentro de la propiedad. Por sobre nuestras cabezas se leía un cartel negro con letras blancas que decía “Prohibido el acceso a personas extrañas. Sólo personal autorizado. Administración” Lo sé, lo sé. Invadir una propiedad privada es delito, no? Bueno, no si nadie se entera de ello. Y estoy seguro como el infierno que nadie lo va a hacer. A demás, no es la primera vez que estoy aquí y puedo asegurar con total convicción que la vista dentro de este inmenso lugar es impresionante.

Poco a poco Amy fue escalando hasta llegar arriba. Con cuidado pasó una pierna por el borde y entonces se encontraba del otro lado. Lentamente descendió por la reja y saltó al suelo cuando estaba a medio metro de la tierra.

Colocó ambas manos en la cadera mientras sonreía de oreja a oreja. —Lo hice —se jactó y yo solté una carcajada. Se veía tan orgullosa de sí misma, pero entonces mis ojos la recorrieron y supe que tendría que haberle dicho que trajera unos pantalones en vez de esos pequeños short de vaquero porque habría mosquitos. Sin embargo, no me moleste en hacerlo. Ella se veía genial, siempre lo hacía. No me estoy quejando.

Rápidamente escalé la reja y salté desde lo alto cuando pasé una pierna al otro lado. Caí con un ruido silencioso al lado de Amy, me puse de pie y le sonreí.

—Bueno, eso fue rápido —dijo ella, yo tome una de sus manos y empezamos a caminar por el pasto perfectamente recortado. El forraje verde se extendía por kilómetros. A lo lejos yo sabía que existía un inmenso edificio. No tenía la menor idea de qué se dedicaba este lugar y no me importaba. Pero el vasto cielo lleno de estrellas era más resplandeciente y la vista era sorprendente, más que en cualquier otro lugar que conociera. Nos dirigí un poco más adelante, no muy lejos de las rejas por si cualquier imprevisto sucediera así saldríamos rápidamente de aquí.

Cuando estuve conforme con el lugar elegido, me detuve y dejé caer la pequeña  mochila de Amy que colgaba de uno de mis hombros. La abrí y quité una mantilla de color rojo oscuro con finas rayas negras en los bordes y la extendí sobre el lustroso pasto.

En segundos, Amy se dejó caer y yo la seguí. Extendí un brazo hacia ella y su cabeza se acomodó sobre mi pecho, doblé el brazo libre detrás de mi cabeza y lo usé como mi propia almohada. Lo siguiente que hicimos fue observar el cielo que se extendía por sobre nuestras cabezas. La vía láctea era visible, enorme, interminable y luminosa. ¿Quién necesitaba de películas cuando tenías semejante cielo nocturno?

Luego de que Amy me comentara que le gustaba observar las estrellas y que desearía tener un telescopio para observar las constelaciones, ésta loca idea entro en mi mente. Cuando se lo propuse, no dudó en responder afirmativamente, pero yo sabía que en el fondo tenía sus dudas. Propiedad privada y todo ese rollo. No podía culparla.

Él es malas noticias!Where stories live. Discover now