Capitulo 21 - Parte 2

19.3K 1.2K 75
                                    

AMY

—De acuerdo, esto es inusual.

Giro los ojos, exasperada.

—¿Inusual? Vamos, no es difícil de entender. Una chica te ha dejado su número para que la llames. Ey, espera. ¿Qué haces? —le pregunto al observarlo discar el número en su teléfono— No pensarás llamarla... ¿o si?

—¿Hola? ¿Blanca?

Suelto un suspiro, resignada.

—Oye, déjame escucharlo —me quejo, acercándome a su oído de puntillas. La voz de Bianca suena al otro lado.

—Hola Maximiliano. Estaba esperando tu llamada. Y por cierto, es Bianca.

—Eso dije, Blanca. Una pregunta... ¿a qué te refieres con "quieres encontrarlo?" Y por cierto, lo escribiste con marcador. Nada bueno. No deberías de hacerlo, ¿vas por ahí escribiendo con tinta indeleble en las cédulas de identidad de las personas?

Ella guarda silencio por un momento.

—No, lo lamento.  No pensé que te molestaría.

—Bueno, pensaste mal. Así que, ¿qué querías decir con aquello? ¿Encontrar qué?

Bianca ríe al otro lado de la línea. La puedo imaginar riendo y mirando esperanzada a la distancia, tratando de coquetear con mi novio. Jugueteando con su cabello de color zanahoria.

—A , por supuesto.

Pero qué…

—Er.... —Max farfulla, ahora fuera de juego por la sorpresa. Pasa una mano a través de su cabello, aún sin responder. Abre la boca para decir algo pero al instante, mi mano sale volando y tomo el celular de su mano y lo coloco en mi oído.

No puedo ayudarme a mí misma.

—Bianca, Bianca, putita. Dejá de coquetear con mi novio.

Doy clic y termino con la llamada.  Mis mejillas inmediatamente toman color. Recordando la manera en la que contesté a Bianca. Oh, pero que descarada aquella chica.

Le entrego el teléfono a Max de vuelta y desvío la mirada lejos de la suya. Él me está observando intensamente, completamente en silencio.

—Ten. Caso resuelto y cerrado.

Él asiente pero no deja de mirarme. Sus ojos negros recorren cada centímetro de mi rostro, y en ese momento me doy por vencida y encuentro su mirada.

—¿Qué?

Max desvía la mirada demasiado rápido y dice:

—Nada.

Él se aclara la garganta dramáticamente.

—Amada mía, noto algo en la manera en que me hablas. Acaso son.... ¿celos?

Mi rostro se enrojece aún más si es aquello remotamente posible.

—Por supuesto que no. —respondo a pesar de que ambos sabemos por mi reacción que aquello es completamente mentira.

Entonces Max frunce los labios y sin poder evitarlo, una gran sonrisa sale a relucir en la superficie, más brillante que nunca.

—Estás celosa...

No es una pregunta, sino una afirmación. Deseo poder meter mi cabeza dentro de un hoyo y desaparecer. Me detengo y cruzo los brazos sobre el pecho.

—El que está libre de pecado que tire la primera piedra. O debo decir… ¿alejar a quienquiera que se me acerque a hablar? —comento, recordando lo sucedido en la casa de Daniel.

Él es malas noticias!Where stories live. Discover now