Capítulo 3.

41.7K 1.7K 65
                                    

Capítulo 3.

*POV Lauren*.

No sé qué hice en realidad.
La idea era preguntarle su nombre, pero cuando me senté a su lado y pude ver lo bonito que eran sus ojos, junto con la nerviosa sonrisa que se asomó de sus labios, sólo olvidé todo lo que había planeado. Me coloqué nerviosa, y me pareció tan extraño, porque no solía ocurrirme eso, mucho menos con una simple chica. Aunque tal vez ella no era una simple chica. No, claro que no. Algo había en ella que me gustaba mucho, y eso me asustaba un poco.

Al terminar las clases, claramente no entré a ninguna, estuve en el baño. Regañándome mentalmente.
Fui directo al salón de música, supongo que quería tocar un poco, y para eso me aseguré de estar completamente sola. No quería que nadie me escuchara cantar ni tocar, simplemente no me gustaba que alguien notara que la música era mi debilidad. Lo amaba, y no quería que me lo quitaran.

En unos cuantos meses hay una presentación de los que están calificados para la música, yo estoy en ella, pero no estoy segura de poder tocar frente a todos.
Digamos que no tengo mucha confianza en mí misma como para llegar a un lugar repleto de gente. Cantar, y luego pensar que lo hice excelente, más bien todo lo contrario.
Muchos me decían que me imaginara al público desnudo, pero eso no resultó muy bien la primera vez que lo hice, porque solo el hecho de imaginarme a las personas desnudas me colocó bastante nerviosa, y aparte, yo también estaba desnuda aquella vez.

Mi madre cantaba, y me motivó desde pequeña a seguir sus pasos.
Ella me cantaba siempre antes de dormir, sin embargo, me terminaba uniendo a ella, y no acabábamos nunca de cantar hasta que mi padre nos regañaba por molestarlo. Por más que mi madre no quisiera obedecer, terminaba besando mi mejilla y yéndose con papá. Él siempre lo arruinaba todo.

Comencé a tocar, lo que resultó ser un completo desastre.
Me equivocaba cada cinco segundos. Mis manos temblaban sin ninguna razón, y me olvidaba de las notas, los acordes. Todo se iba de mi mente, y se me era remplazado por una leve imagen de esa chica.
Me obligué a quitarla de mi mente, y distraerme con el hermoso piano que tenía en frente, pero continuaba equivocándome, hasta que sólo me detuve, y coloqué mis codos sobre las teclas, sujetando mi cabeza con ambas manos, soltando un fuerte suspiro. Ocasionando un horrible ruido por las notas que se tocaron.

xx: ¿Te presentarás?

Una voz gruesa y firme apareció tras de mí, asustándome un poco por más de que reconociera esa voz. Esperaba estar sola, supongo que al estar en la escuela, eso nunca iba a pasar.
Me volteé rápidamente, viendo al profesor recargado en el marco de la puerta del salón con sus brazos cruzados, esperando atentamente mi respuesta.

-Creo que no. Me estoy equivocando muy seguido. Lo siento. -suspiré con frustración, acomodándome, y dejando mis manos sobre mis piernas, sin querer volver a tocar en lo absoluto.- No soy realmente buena en esto, no sé porqué sigo metida en la música. Esto no es mi fuerte. No llegaré a ninguna parte. Como todos piensan.

Profesor: Enfócate en algo que ames. -rió, como si fuera lo más obvio del mundo.- Algo que te tranquilice, que te haga sentir totalmente cómoda contigo misma. Eres muy buena con lo que haces, Lauren, no lo dejes. Sé que tu vida no ha sido la mejor de todas, pero no dejes ir lo que realmente te gusta por equivocarte. Como suelen decir siempre, de los errores se aprende, y si te equivocas mucho, aprenderás mucho más. Puedes hacerlo.

-Lo intentaré. -me levanté, y salí del salón algo temblorosa e incómoda.- Hm.. gracias.

Susurré cuando pasé por su lado.
Los únicos que sabían lo de mis padres son los profesores, era algo que realmente debían saber. Antes me suspendían la mayoría de las semanas, ya sea por problemas con otros alumnos, por mi conducta agresiva o cosas similares.
Luego se enteraron que mi padre nos abandonó a mi madre, a mis hermanos y a mí, cuando yo solo tenía al menos unos seis años de edad, y que mi madre años después falleció, yo ya teniendo diez años.
Después de eso los profesores comenzaron a comprender el porqué mis hermanos y yo teníamos estos tipos de conductas y personalidades. Era normal según algunos. Pero yo no lo veía así. Mis hermanos y yo sólo somos personas que buscan desquitarse por la injusticia que cayó sobre nosotros. Simplemente, no nos sentíamos bien. Extrañábamos a mamá.

Michael, mi padrastro, el que se casó con mi madre durante el lapso de tiempo entre la huida de mi padre y la muerte de ella, nos reconoció como sus hijos para poder cuidarnos. Un gran hombre que me dice cada día antes de venir a esta tortura de escuela "No te metas en problemas.", gran hombre, pero un completo ingenuo y un idiota.
Siempre pensando en lo que haría nuestra madre para cuidarnos, y por más que lo intentara, no lo lograba. Ninguno de nosotros lo quería a él en casa. Todo estaba bien cuando mamá estuvo sola. Estuvimos bien, porque nos cuidábamos entre nosotros. Cuando ella falleció, todos quedamos como unos completos desconocidos, a cargo de un hombre que no sabía lo que era cuidar a tres niños. Tuve que crecer rápidamente, aprender a cuidarme sola, arreglármelas sola. Sólo era yo. Había quedado a la deriva.

Solté un suspiro, forzando a quitar a mi madre de mi mente. Supongo que a pesar de tantos años que han pasado, seguía doliendo. Iba a continuar doliendo siempre.
Cuando me desvié, volví a recordar a la hermosa chica de ojos color chocolate, y no supe porqué, pero sabía que ella sería mi perdición tarde o temprano.
A esa chica la miraba entre recesos cada día, pero desviaba la mirada mientras ella me miraba a mí. No quería que se diera cuenta que la miraba, eso me iba a colocar nerviosa, más de lo que ya estaba.
Es muy hermosa, y la quería para mí.

Don't Forget Me. «Camren»Where stories live. Discover now