Capitulo 1. Ilusión

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Marinette

- Oye, Chat... - susurré de repente, cortando el ambiente que se había creado entre nosotros. Él dejó de juguetear con mi cabello, haciéndome saber que me prestaba atención. - Te quiero mucho. - dije con sinceridad, volteando a verlo a sus brillantes y suspicaces ojos verdes. No era nada nuevo, ya antes se lo había dicho muchas veces, sin embargo, quería hacerle saber que ésta vez, los sentimientos que trataba de transmitirle a través de aquellas palabras eran diferentes, más fuertes, más puros... Más reales.

Sentí el mentón de Chat posarse sobre mi hombro mientras que con sus manos acariciaba de manera cariñosa mis brazos, me sentí tan bien en ese momento, incluso llegué a pensar que él lo entendía y que sentía lo mismo por mí. - Igual yo, Princesa. - susurró a mi oído, logrando que mi cuerpo vibrara.

¿Cómo podía hacerme esto? ¿Cuándo había tomado el control sobre mí?

Sentí toda mi piel erizarse al estar tan cerca de su boca, podía sentir cómo su aliento chocaba contra mi cuello, era una cómoda y bastante agradable sensación de calor que se Sentía no sólo en esa zona.
De repente Chat se levantó de la cama, posicionándose delante de mí, en cuclillas, y conectó su intensa mirada a la mía, esa mirada que siempre llevaba ese brillo especial que significaba algo, pero que jamás sabría qué exactamente.

Tomé una profunda inhalación, reuniendo todo el valor que su mirada me brindaba y hablé, ignorado esa vocesita en mi subconsciente que me gritaba "No lo hagas".

- Te amo, Chat. Te amo más de lo que jamás amé a nadie.

Me vi de pronto expuesta, sus ojos se tornaron más oscuros y la sorpresa era evidente. Su falta de respuesta al pasar de los minutos me pusieron incómoda e hicieron que mi corazón se sintiera dolido.

Entonces su rostro comenzó acercarse al mío justo cuando planeaba levantarme y salir huyendo de allí.

Supe sus intenciones en el momento en el que noté cómo desviaba por segundos su mirada hacia mis labios, pero no se lo prohibiría, yo lo deseaba tanto como parecía desearlo él.
Cerré mis ojos dejándome llevar por la exquisita sensación de sus labios sobre los míos.
Sentí de pronto las manos enguantadas de Chat mientras recorrían mi espalda cubierta por la camiseta blanca que hacia de pijama.
Aproveché entonces el juego que habíamos comenzado para llevar mis manos y jugar con su cabello y tocar de vez en cuando sus orejas de gato.

En ese mismo Instante no podía recordar ningún otro momento en el que me hubiera sentido tan feliz y confiada.
Ya no existían dudas de todo aquello que sentía.

Estaba enamorada.

Completamente enamorada de Chat Noir.

Chat Noir

No sabía cómo me sentía exactamente en cuanto a sentimientos, sólo sabía que lo que acababa de empezar era un juego con el que me sentía muy bien, y no planeaba detenerme.

Con mi peso cayendo sobre el de ella, fui guiándola hacia atrás logrando que su cabeza cayera sobre la almohada. Me posicioné sobre ella acomodando las piernas a cada lado de su cadera, y la miré a los ojos, unos ojos que me resultaban tan familiares y acogedores que no me molestaban las veces en las que me había perdido en ellos.

Metí mi mano por debajo de su blusa de flores blanca con la que siempre la encontraba cuando venía a visitarla durante las noches y acaricié la piel desnuda de su espalda, su vientre, cada centímetro de su cuerpo.

Marinette rodeó mi cintura con sus piernas y me atrajo hacia ella, pidiendo más.
Y yo no dudaría en dárselo todo.

(Semanas después)

Narrador

Marinette caminaba con prisa por las mojadas calles de París, ocultaba una pequeña bolsa de farmacia debajo de su suelto y grande suéter a rayas rojo mientras que corría para tratar de no mojarse tanto.
Entró a su casa con cuidado, temerosa de que uno de sus padres llegaran a verla y descubrieran el contenido de aquella bolsa blanca.

Subió rápidamente por las escaleras que la llevaban a su cuarto, cerrando la escotilla detrás de ella.
Corrió desesperada al cuarto de baño de su habitación y deslizó el pasador, asegurándose de que nadie entrara.

Sacó la prueba de embarazo del empaque y la miró durante un rato.
Insegura. Nerviosa. Horriblemente herida.

Los minutos pasaron y el resultado provocó un fuerte grito de parte de la azabache, quien de inmediato se cubrió la boca con su suéter, apaciguando su llanto.

Todo iba de mal en peor.

Él no había vuelto después de esa noche.
Sus padres sospechaban de ella.
Su corazón estaba roto.
Y ahora... Estaba embarazada.

Marinette calló al suelo de rodillas, sosteniendo la prueba en sus manos temblorosas.

- Ya, Marinette... - dijo Tikki - Todo estará bien.

- No, Tikki. No lo estará. - susurró ella, volviendo a llorar.

No lo sabrá Jamás (Marichat, Adrinette) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora