Epílogo

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Marinette

No puedo dormir...

¿Por qué no puedo dormir?

No lo sé.

Creo que es por que estoy muy emocionada y nerviosa por el evento de mañana...

Ya ha pasado un año y tres meses desde que Adrien encontró a su madre, y también, desde que Gabriel decidió irse definitivamente de París junto a su nueva esposa, una modelo de la agencia Agreste. Recuerdo la llamada que recibió Adrien de su padre minutos antes de despegar, según lo que me contó, gran parte de la conversación telefónica trató sobre las súplicas de Gabriel pidiendo perdón por todo el daño que le había hecho. Por todo el amor que no fue capaz de darle luego de que su esposa lo dejara. Ése día fue muy emotivo, ya que Adrien, por primera vez en meses, por fin durmió sin sufrir pesadillas.

Cada segundo del tiempo que pasó ha sido valioso para mí ya que los he pasado junto a mi familia y amigos, quienes no me juzgaron después de que les contara gran parte de la historia. He intentado recuperar los momentos perdidos junto a mis padres, pasando la mayor parte del tiempo junto a ellos. En realidad, justo ahora me encuentro en su casa, en la habitación que solía ser mía, y, según mi madre, que siempre será mía. Louis duerme con mis padres, como siempre lo hace cuando venimos de visita.

Cada vez que lo veo me entra la nostalgia, y es que crece tan rápido, que aveces temo cerrar mis ojos por un segundo y verlo convertido en un hombre, listo para irse al abrirlos. Quizá exagero, pero no puedo evitarlo. Mi niño ha cumplido sus cuatro años hace algunas semanas, y ya ha comenzado el jardín inicial, en el que, aparentemente, se la pasa genial. Ya ha dominado varias palabras que antes no le salían, y está súper contento con la sorpresa que le daremos a Adrien mañana por la tarde.

Estoy tan orgullosa de él...

Por otro lado, mi madre no ha parado de hablar de la boda, arreglando todos los detalles, incluso los más pequeños e insignificantes la vuelven loca. Creo que incluso está más emocionada que yo. Y no es que yo no esté emocionada, sólo que aún no me lo creo, aún estoy demasiado nerviosa para asimilarlo. ¡Mañana me caso!

Cierro mis ojos, diciéndome a mí misma que si no duermo, mañana luciré unas hermosas y marcadas ojeras de color negro, las cuales serán difícil de tapar. Ya me he desvelado suficiente por cuatro años.

Uno... Dos... Tres... No puedo dormir.

Joder.

Estoy nerviosa, ¿Y si olvido los votos matrimoniales? ¡Oh, no! ¡Ni pensarlo! No los he repetido en mi cabeza por un mes completo para nada.

Vuelvo a cerrar los ojos y a cubrirme con las frazadas... Contar ovejas parece el mejor plan de todos justo ahora.

Luego de ciento dos ovejas contadas, un ruido extraño proveniente desde el balcón logra hacer que pegue un salto, quedando sentada sobre las almohadas.

—¿Marinette?— escucho a alguien susurrar, no es una sorpresa la identidad de la persona cuando finalmente lo veo con claridad.

Entra por la escotilla, la cual, ahora que lo pienso, debo acostumbrarme a cerrarla antes de acostarme, y se sienta sobre la cama, a una distancia considerable de donde me encuentro.

Lo miro con un claro gesto de confusión. ¿Qué hace Adrien aquí?

—¿Qué... Qué pasa? ¿Sucedió algo malo? — le pregunto algo preocupada.

—No sé por qué, pero sabía que te encontraría despierta. ¿No puedes dormir? — pregunta acercándose un poco más a mí, tiene algo en sus manos, parece un paquete de regalo.

No lo sabrá Jamás (Marichat, Adrinette) [TERMINADA]Onde histórias criam vida. Descubra agora