Capítulo 8. Tikki

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Adrien

— Te recuerdo que si la reina del hielo se llega a enterar de que has estado metiéndote en donde no debes, perderás ese órgano del cual dependes para reproducirte... – resalta Plagg con reproche.

— Ya lo sé pero... No puedo quedarme tranquilo sabiendo que ella me oculta algo. Sé que me está mintiendo y que de seguro me ha mentido todo éste tiempo pero... El amor que sentía por ella me tenía segado, no me dejaba ver cómo era en realidad. He tratado de salvar nuestro matrimonio, de volver a encender esa chispa que sentía cuando apenas nos conocíamos pero... Ha sido inútil, Plagg, ya no puedo con la incertidumbre. Me estoy volviendo loco. Debo descubrir lo que en verdad sucede.

– ¿Sentías? ¿Es decir que ya no la quieres? — cuestiona mi Kwami moviendo algunos zapatos pertenecientes a Noreen.

– Yo... – no sé que decir. O por qué utilicé el verbo pasado al hablar de lo que siento por ella. – Creo que... Creo que ya no, Plagg. Creo que ya no.

– Uff... Humanos. ¿Es que no pueden controlarse ni siquiera a sí mismos? Dime otra vez... ¿Cómo es que el ser humano terminó dominando la tierra?

Giro los ojos ante su comentario discriminatorio hacia mi especie y vuelvo a remover cajas en busca de aquella caja rosa en la que tanto he pensado últimamente.

– ¿Puedes callar tus insultos y ayudarme a buscar la caja que vimos el otro día? No falta mucho para que Noreen llegue y nos mande al infierno al enterarse de esto.

— ¿Te refieres a ésta caja? – pregunta Plagg luego de unos minutos en los que me imagino las mil formas en las que Noreen podría matarme.

Observo la caja que Plagg señala y lo miro con reproche. Es esa.

— ¿Puedo saber desde hace cuánto la tienes allí? — pregunto molesto.

— Hum... Creo que desde que comenzaste a hablar sobre tu matrimonio y todas esas cosas absurdas que suceden en tu vida. – habla como si no le importara, agarra la caja y con una fuerza que me parece extraordinaria para una criatura de su tamaño, la lleva sin queja alguna hacia afuera del gran armario.

– ¿Y por qué carajo no me dijiste? ¿Y si hubiera llegado Noreen y nos hubiera atrapado?

— En ese caso, el que hubiera salido herido no sería yo... ¿Recuerdas que yo ya no existo para ella? – se burla mientras vuela con la caja sobre su cabeza hacia la habitación que ocupo los días en las que Noreen está más insoportable de lo habitual.

– ¿Cómo la encontraste? – cuestiono recibiendo en mis brazos la caja para luego cerrar con llave la puerta.

– Puedo sentir la energía de los miraculous aún si están sin activar, claro que sólo puedo sentirlo si están verdaderamente cerca del anillo. No fue tan difícil.

Guardo la frustración que siento en ese momento, y me concentro en lo verdaderamente importante... La caja.

Respiro ondo antes de abrirla.

Y una punzada jodidamente dolorosa atraviesa mi pecho.

Hay fotos. De ella y Alya.

De ella y nuestros ex-compañeros del colegio.

De ella y sus padres.

De ella y... Y yo.

La mayoría de las fotos aparezco yo y ella, yo como Chat estando distraído. Sonriendo a la cámara. Haciendo muecas. Usando diseños que ella misma había creado. Ella abrazándome. Ambos. Parecemos felices... Estamos felices.

No lo sabrá Jamás (Marichat, Adrinette) [TERMINADA]Where stories live. Discover now