Capítulo 19. Bienvenido

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Marinette

Respiro profundo justo antes de abrir la puerta.

Él está aquí. Parado frente al marco de mi puerta. Como lo prometió.

Sonrío y cargo en brazos a mi pequeño niño, que sonríe tanto como yo.

Adrien besa la nariz de Louis con delicadeza, haciendo que éste se ría. Tikki sale del bolso que estoy por llevar, se acerca al rubio más grande y con un bajito y dulce tono de voz, dice:

— Me alegro mucho de que hayas tomado las decisiones correctas, Adrien, sólo... Sólo no lo arruines ésta vez, ¿De acuerdo? — y sonríe grandemente al terminar.

Adrien revela una sonrisa sincera y acariciando con un dedo la cabecita de Tikki, responde.

— Sabes que no lo haré jamás... — y al escucharlo, mi corazón da un vuelco, sí, lo sé, soy una tonta por enamorarme tanto de éste hombre.

...

Adrien estaciona su coche de color plata frente al parque y toda mi alma se sacude ya que puedo ver desde aquí mi casa.

La panadería de mis padres está igual que antes y puedo ver a gente entrar y salir por esa puerta, como siempre lo hacían.

Y no me doy cuenta de que he comenzado a llorar sino hasta que Louis, con sus pequeñas manitas, me limpia una lágrima que cae por mi mejilla. Sonrío como puedo y con una sola mirada que comparto con Adrien, éste sabe lo que estoy planeando hacer.

Me bajo del vehículo y cargo a Louis en mis brazos. Camino a paso lento hacia la panadería, recordando todo lo que hice aquella tarde... Todo el dolor que debí haber causado. ¿Me perdonarán? ¿Estarán enojados conmigo? ¿Qué dirán de Louis?

Suspiro y me detengo abruptamente cuando noto que estoy a tan sólo tres pasos de la entrada, a tan sólo tres pasos de mis padres... Un miedo me invade, una fea sensación de inseguridad que me dice que las cosas no son tan fáciles de solucionar. Y por un momento pienso en dar la vuelta y huir, huir del rechazo... Pero entonces, una mano sobre mi hombro me da valor. Su mirada comprensiva y su sonrisa me tranquilizan, y con un poco más de seguridad, abro la puerta.

Las personas que se encuentran dentro voltean al instante en el que suena la campanilla y muchos de ellos me observan sorprendidos y estupefactos.

Adrien entra junto a Louis detrás de mí y veo cómo en los rostros de la gente comienza a crearse una historia.

Mi padre, tal y como lo recuerdo, entra por la puerta ubicada detrás del mostrador con un gran pastel en forma de pirámide y una gran sonrisa en su rostro. Pero al verme, la bandeja que sujeta corre el riesgo de caer por lo temblorosas que se han puesto sus manos. Sus ojos se llenan de un sentimiento que no alcanzo a entender, entre la tristeza, la angustia y la sorpresa.

Y mi madre, esa mujer a la que le he pedido silenciosamente perdón todo éste tiempo, aparece detrás de él, limpiándose las manos en su delantal color rosa pastel que yo misma le hice hace unos cuantos años.

Se detiene de pronto al notar lo silenciosa que está la panadería y recorriendo el local con su mirada, se encuentra con la mía.

Trago duro.

Respiro y no sé qué decir.

Me duele tanto el alma que siento que en cualquier momento me derrumbaré y lloraré sin control, cuestionándome la decisión que tomé hace años. Preguntándome qué hubiese sucedido si me hubiera quedado, si hubiera tenido el valor suficiente de enfrentar mis actos.

Incluso me cuestiono la decisión que he tomado en cuanto a Adrien.

¿Y Noreen? ¿Ya lo sabrá? Yo no puedo hacerle esto. Ya he causado demasiado daño en mi vida a la gente que quiero, no deseo seguir haciéndolo.

No lo sabrá Jamás (Marichat, Adrinette) [TERMINADA]Where stories live. Discover now