Interludio III

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Era el lunes 23 de Agosto ya. Matías cumplía sus siete años y no lo sabía pues a la fecha era la cosa a la que menos le prestaba atención. Hacía ya semanas que no preguntaba por su madre o por su regalo de cumpleaños y esto le producía cierta tranquilidad a su padre. Aun así conservaba el pequeño collar que le había dado ese misterioso personaje al que le habían dado la cola hacía más de un mes. Había aprovechado los momentos en que su hijo se distraía para seguir el consejo que le había dado Edgar y escribir la historia, que acompañaría al misterioso talismán, en un papel antiguo que había comprado en una tienda de curiosidades en una de sus cientos de paradas a lo largo de pueblos abandonados y perdidos. Lo escribía con una pluma de tinta roja que su esposa había dejado atrás en el apartamento y no se había atrevido a tocar hasta hacía unos días atrás, cuando decidió pasar el texto a limpio. Lo hacía en las noches cuando nadie podía verlo y su convicción flaqueaba pero era bajo la luz de la luna que se sentía libre y comenzaba a sonreírle al recuerdo de lo que había sido, mientras escarbaba en su memoria en busca de las palabras que ella usaba y las formas en que se refería al pequeño.

Esa mañana los agarró en la habitación de una posada en un pueblo en medio de un gran bosque. Llevaban unos cuantos días ahí y se estaban preparando ya para marchar. Al salir de la habitación y despedirse de los posaderos el padre propuso una última caminata a través de los árboles y bajo el ritmo de las hojas secas aplastadas se adentraron entre las ramas y el brillante sol de mediodía veraniego. Los haces de luz se coleaban a través del techo natural e iluminaban el bosque de manera dispersa mientras el niño corría entre los troncos y sobre las piedras. Pero se detuvo un segundo porque al pie de un gran árbol que se alzaba a la mitad de un claro había un pequeño cofre con una etiqueta que dictaba «Para Matías.»

El pequeño miró a su padre confundido, él le respondió con una expresión similar, incitándolo a abrirlo. El niño analizó por unos momentos la cerradura y consiguió abrir el pequeño cofre. Adentro figuraba un sobre de aspecto antiguo y colores oscuros donde con una tinta roja se leía lo mismo que en la etiqueta de afuera. Debajo de ella estaba un collar hecho de una cadena ligeramente oxidada con un colgante circular hecho de lo que al pequeño le pareció el metal más precioso del mundo, oro o plata, o algo aún más valioso. Y en el centro del metal estaba incrustada una piedra de aspecto mágico y misteriosa procedencia. Miró de nuevo a su padre y le hizo señas para que se acercara a él, que estaba arrodillado frente a la caja.

— Ábrelo, quién sabe qué dice.

El pequeño deslizó sus dedos delicadamente en la solapa del sobre para abrirlo. El papel cedió fácilmente. Adentro había una pequeña carta escrita también en tinta roja y en una letra que se le hacía vagamente familiar pero no terminaba de reconocer por completo. En su cabeza ya estaba claro que el regalo venía de parte de su madre pero no se había dado a sí mismo tiempo para asimilarlo.

Hola Mati, corazón de melón. ¡Feliz cumpleaños!

Que tengas ya siete añotes me hace sentir más vieja de lo que quisiera, pero estoy muy feliz de que estés tan grande. Cuando nos demos la vuelta a mirar ya no me vas a tener que pedir que te baje los juguetes de los estantes más altos de tu cuarto. Perdón por no estar ahí para darte un gran apurruño de cumpleaños o llevarte el desayuno a la cama.

Tu papá me ha contado todo lo que han estado haciendo y me alegra tanto que seas el mejor Almirante Navegante Primer Oficial Sir Archiduque Don del Puesto del Copiloto, estoy tan orgullosa de lo que haces y de que cuides a tu padre de la manera en que lo haces, sin ti el estuviera perdido, no hubiera sabido a donde ir jamás. Pero shh, no se lo digas.

Como tú sabes, me tuve que ir muy muy lejos. Pero te diré la verdad, no fue solo para buscar tu regalo, me tuve que ir por unas cosas un poquitín más importantes. Verás, ahora mismo estoy en un lugar bastante peculiar. He tenido que andar a lo largo de las carreteras, al pie de las vías de tren, crucé bosques y cuevas, pero finalmente llegué al punto más lejano. Aquí es donde ningún carro va, ningún autobús, o avión, ni siquiera los barcos. Déjame decirte que me costó bastante encontrarlo pero lo hice. Llegué a la orilla del mar y ahí me estaban esperando, una gran ciudad de torres y murallas que se alzaba en la espalda de la ballena más grande que pudieras imaginar. Aquí está mi padre, tu otro abuelo, que huyó cuando yo era pequeña. Lo estoy buscando todavía porque, aunque no lo parezca, hay mucha gente en esta ciudad y aún no he dado con él, no sé cuánto tiempo pueda tardar, y mucho menos cuando la ballena volverá a tocar puerto, pero haré lo posible para volver con ustedes para estar todos juntos.

Aproveché y tomé este collar que me dieron al entrar a la ciudad y lo empaqué en uno de los cofres más antiguos y me aseguré que una gaviota se lo diera a un águila para que ella se lo diera a un zamuro que lo dejaría donde estuvieras el día de tu cumpleaños. Espero que los pájaros no se confundan y te lo den antes, arruinarían todo.

En cuanto al collar, está hecho de materiales mágicos tan viejos que solo existen en esta ciudad, ha visto muchos años y lo han llevado encima magos, guerreros, monjes, sabios y lo han robado y perdido tantas veces como lo han vuelto a encontrar. Y ahora te lo doy a ti, para que sea tu talismán en los momentos donde creas que todo está perdido. Y cuando creas eso, recuerda que yo siempre estaré a tu lado, como lo estará tu padre.

Mientras tanto, cuida a tu papá por mí, ya te dije que te necesita.

Nos veremos pronto, te lo aseguro.

Te quiere demasiadísimo.

Mamá.

Matías, que había mejorado sus habilidades lectoras, leyó la carta en voz alta mientras su voz se la llevaba el viento. Cuando terminó de leerla se dio la vuelta para asegurar que su padre la hubiera escuchado toda y él asintió con una sonrisa pues esa era la mentira que con el tiempo ambos consiguieron llegar a creerse.


Corazones Vacíos.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ