Lágrimas en arroyos de plata

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"La tarde se adorna con nubes de oro,

Las hadas bailan en la pradera

Y el Nacken, coronado con hierbas,

Toca su violín en el arroyo de plata.

Niño en el pincel sobre el banco,

Descansando en el vapor violeta,

Oye de pronto el murmullo del agua fresca,

Llamando desde la noche inmóvil.

Pobre compañero ¿por qué tocas?

¿Acaso calmará tu dolor?

Puedes traer los bosques y los campos a la vida,

Más nunca serás un hijo de dios.

Las noches de luna en el paraíso,

Las flores edénicas

Nunca por el ojo fueron contempladas.

Lágrimas fluyen por el rostro del anciano,

Sumergiéndose profundo en los rápidos,

El violín calla.

El Nacken jamás volvió

A tocar en el arroyo de plata"

Termino la canción con tranquilidad, sonriendo al recordar que su madre le cantaba la misma canción cuando pequeño.

Sí, algo curiosa, pero hermosa.

Acarició su vientre con serenidad viéndolo en el acto, ya más grande, más fuerte pero con ello más cerca de nacer. Preocupación. Preocupación fue lo único que trajo ese pensamiento, evaporando en ese momento el aura de paz que le rodeaba.

¿Preocuparse?

Sí, no sabía cómo o cuando sería exactamente ya que solo estaba el "muy pronto". El peor que le hubiesen dado en su vida.

Los jotuns eran una raza tan extraordinaria como desconocida. Y el sufría el no saber nada de ellos no solamente porque él era uno si no porque también había contribuido en ello, eliminando su propia raza sin conocimiento de ello. Una bestia a los ojos de su especie. Y ahora que necesitaba saber más, ahora que sabía que era uno, ya no quedaba nada importante que le pudiese ayudar.

-Loki, cariño ¿Qué es lo que acongoja? – la conciliadora voz de su amado le distrajo obligándolo a separar la vista de su abultado vientre.

-No es nada Thor – ocultó mientras negaba apacible. Desvió su mirada después de eso, concentrando su atención en la chimenea de la habitación, observando las llamas que alejaban el frío esa noche.

-¿Cuándo dejaras de ocultarme tus inquietudes? – preguntó el rubio levantándose de su asiento para acercarse al de su compañero arrodillándose ante él, dirigiéndole una mirada de súplica como de su eterno amor por aquel ser que llamaban Dios de los Engaños.

-No debes preocuparte por mí, Thor – acaricio la mano de su compañero que posaba sobre su rodilla – Tienes suficiente con los problemas del Tribunal de los Nuevos Reinos -.

-Sabes que eso no es un problema, no para mí – ahí estaba, el Dios de Trueno o al menos su decisión y firmeza porque la mirada no era más que del frágil Thor amante de Loki – Ustedes siempre serán primero – el rubio apreso la mano del azabache para llevarla junto con la suya al vientre de este.

Ambos sonrieron.

Loki tenía aproximadamente casi 4 meses de gestación, pero todo el palacio y Asgard sabían que no se veía de esa manera. Todos lo sabían.

Saving a lost heart (Stony)Onde histórias criam vida. Descubra agora