The Winter Soldier I

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-Oye, debo volar a casa esta noche – avisa al momento que sale del restaurante – Tengo un problema con el electorado y debo hacer acto de presencia -.

Su acompañante asintió - ¿Algún votante en particular, señor? -.

Hace un gesto negativo – No realmente – pero rápidamente agrega corrigiendo –Tiene 23 y es atractiva. Muy atractiva ¿Sabes? Creo que quiere ser periodista. No lo sé ¿Quién las escucha? – ambos hombres ríen un poco ante lo último.

-No parece un gran problema – opinó cuando se detienen frente a las escaleras que dan a la acera.

-¿En serio? Está arruinando mi espalda – la queja no parece realmente una –Este no es lugar para hablar de esto – observa el ambiente, la gente pasar, los guardaespaldas a su alrededor y baja su vista al broche que Jasper tiene en su saco – Que lindo broche – alaga falsamente.

El dueño de este sabe que no aprecia el logo de SHIELD, agradece en el mismo tono.

-Ven aquí – el hombre mayor hace un gesto casi paternal y le abraza.

"Hail Hydra".

Se separan y el senador comienza a bajar las escaleras camino a su auto que ya le espera.

-¿Ves ahí? – señala su dolor como si nada hubiese pasado en ese desayuno y abrazo. Jasper entiende rápidamente que habla de su cadera -¿Debería ir al médico? –pregunta sin detener su camino.

-Yo creo que sí – le afirma de manera amable el agente.

Le observó llegar a la acera, planeando mentalmente lo que tendría que hacer en todo el resto del día, pero su concentración se deshace. La tarea es interrumpida por el timbre de su teléfono celular. Inmediatamente le toma del bolsillo interior de su saco para observar la pantalla.

Llamada entrante:

Alexander Pierce

Con mirada seria giró a sus guardaespaldas.

-Necesito un minuto. Traigan el auto – los dos hombres se movieron hacia las escaleras después de asentir.

Su teléfono tuvo que timbrar una vez más para ser contestado pues los hombres, a criterio de Jasper, aún no habían bajado lo suficiente.

-¿Sí, señor? – saludó formal, en espera de órdenes.

-Agente Sitwell ¿Qué tal el almuerzo? – eso fue lo primero que escuchó y sabe al instante por la voz y por la pregunta que no es quien su codificador de llamadas decía que era – Oí que hacen croquetas de cangrejos deliciosas -.

-¿Quién habla? – atina a decir en medio de su sorpresa.

-El tipo atractivo con gafas a sus diez en punto – contesta reservado.

El agente, tal vez por nervios, miedo o por natural estupidez mira en dirección errónea y una risa se alcanza a escuchar por la bocina del teléfono.

-Sus otras diez en punto -.

Sus ojos recorren el paisaje con velocidad hasta que cree verlo.

-Eso es – felicita como si hubiese sido una gran labor.

Está sentado al exterior de un restaurante cercano, luce relajado bajo la sombra de un árbol, lo contempla alzar su vaso lleno de un líquido naranja con camaradería.

-¿Qué quieres? – suena firme porque obviamente quiere tener el control de la situación.

-Doblará en la esquina a su derecha. Hay un Chevrolet, Malibu gris dos sitios más lejos. Vamos a dar un paseo – la orden fue directa con voz de comandancia.

Saving a lost heart (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora