III

921 105 113
                                    

Hace 17 años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hace 17 años

— ¿Sabes cuánto falta? —Bashshâr caminaba de un lado a otro del pasillo, las enfermeras caminaban por su lado, mirando con atención a aquel hombre que aparentaba ser uno de los padres que esperaban fuera la llegada de su hijo.. —No podemos retrasarnos tanto, cuanto antes volvamos al monasterio mejor para todos, sobretodo para los niños.

—Podrían tardar varias horas, el tiempo del parto no es exacto— Nadîm hizo una pausa para peinarse el pelo con los dedos, como si buscara las palabras para explicarse y a los pocos segundos prosiguió su charla, ya con los ejemplos adecuados que proporcionarle a su compañero— recuerda el parto de Kristen, duró casi un día mientras que el de Danielle duró doce horas.

—No voy a estar doce horas aquí —Akram se levantó negando con la cabeza, su mirada no dejaba lugar a réplicas, al menos no a cualquier persona. Se llevó las manos a los bolsillos, ignorando las miradas de sorpresa de sus tres hermanos que hicieron gestos de desaprobación —. Esto no requiere que estemos los tres encerrados en este hospital, no hay posibilidades de que ocurra algo está todo bajo control.

—Akram, siéntate ahora mismo— lo advirtió Bashshâr— debemos custodiar a los celestes hasta que se encuentren a salvo en el monasterio, es nuestro deber y vamos a cumplirlo. —La fría mirada azul de el joven parecía ser capaz de cortar más que cualquier daga— Ni siquiera tú estás por encima del deber.

—No podemos emplear la magia para que nazcan antes— añadió Nadîm de forma conciliadora— debemos esperar el tiempo que sea necesario. Los nacimientos son algo importante, debemos respetarlos y más si son de nuestros Amigos —. Sonrió a sus dos hermanos y dio palmaditas a los dos asientos vacíos que ahora había a su lado —. Esperemos.

—Odio esperar— masculló Akram— llevamos aquí diez horas, no lo soporto ni un minuto más.

—Podrías intentar distraerte, despejarte un rato— su hermano pequeño tomó el mando de la conversación nuevamente— hay una máquina expendedora al final del pasillo, puedes ir a comprarte algo.

—¿Ah sí? Quizás me anime a comprar algo para callarte la boca ¿Me recomiendas algo en especial? —Estuvo a punto de decir algo más cuando se dieron cuenta de que ya ningún personal sanitario se paseaba por ese pasillo, no habían familiares ni amigos de las mujeres que estaban dando a luz en esa misma planta. Todo estaba demasiado tranquilo para estar en un hospital.

Akram, ya más alarmado que enfadado dirigió su mirada a todas partes en busca de una explicación, sin éxito, únicamente logrando escuchar algunos pasos lejanos que resonaban por el pasillo de manera rápida y confiada.

— Quedaos aquí —. Ordenó en voz baja y prosiguió a caminar por el pasillo, en busca de aquel que rondaba el hospital en el que ellos se encontraban

El muchacho caminaba como alma que lleva el diablo, sin ver aún ni un solo sanitario que pudiera explicarle el por qué de tanto silencio, de tanta calma. A lo lejos divisó una figura que hacía años no veía, ese cabello de color miel, liso y de una longitud considerable se le hizo inconfundible, le recordaba a alguien muy querido a quien había perdido hacía tiempo.

Caeleste Bellum © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora