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— ¿Tienes claro el plan? —los dos chicos hablaban en el posible lugar de su muerte

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— ¿Tienes claro el plan? —los dos chicos hablaban en el posible lugar de su muerte. Eran las tres de la madrugada en la carretera que iba de San Diego a San Francisco pasando por Los Ángeles. Se encontraban a la altura de un pequeño pueblo cercano a Los Ángeles y habían preparado el terreno lo mejor que habían podido. 

La idea que tenían era ambiciosa pero si lograban llevarla a cabo con éxito iban a ser capaces de detener totalmente las búsquedas policiales de Isaac, además de que serviría principalmente para despistar a su perseguidor haciéndole creer que había cumplido finalmente su cometido.

— Nos desharemos del coche y dejaremos que encuentren algunas pruebas que hayan sobrevivido a la caída— Isaac hizo comillas con sus dedos tratando de darle a entender que comprendía a la perfección que iba a ser una escena muy preparada y que debían dejar que todo se mostrase absolutamente perfecto. No podían dudar en un momento como ese, por muy tristes o nerviosos que pudieran estar, es más, como realmente estaban, pues Isaac aún se estaba recuperando por la pérdida de Agnes, de quien no tenían más noticias que las que el locutor de radio había dado de madrugada para informar de que una anciana había sido ingresada en quirófano mientras su nieto había sido secuestrado.

— ¿Y qué es lo que no vas a hacer? —quiso recalcar el ariano sabiendo lo despistado que podía llegar a ser y que necesitaban que todo saliera perfectamente pues de ello dependía que ese hombre les atrapara o no. 

—Liarla, cagarla, dejarme llevar o cualquier cosa que pueda terminar inevitablemente en un plan suicida o estúpido— contestó Isaac mientras repasaba por duodécima vez el plan que tantas veces habían formulado y pulido hasta lograr sacar algo decente.

El plan era bastante menos complicado de explicar de lo que parecía, sin embargo resultaba completamente complejo a la hora de pulir los detalles. La primera parte implicaba meter pruebas que incriminaran a gente poderosa de la que realmente no tenían ni idea y la segunda implicaba fingir sus propias muertes, y de esta parte no estaban tan seguros como de la primera, ya que para comenzar, ¿cómo finges tu muerte sin tener un cadáver? 

La primera idea que tuvieron fue hacer una llamada con un móvil de prepago a la policía simulando que habían logrado escapar de una red de tráfico de menores, después, fingirían que el coche se estaba saliendo de la carretera en una persecución por una carretera sin cámaras para al final, terminar cayendo al mar, donde simularían que un animal había cogido los cuerpos dejando sangre por el coche, cortando los cinturones y de esa manera atrayendo a los animales. Usarían una bolsa de sangre que se habían colado a sacar en un hospital apenas unas horas antes, a la entrada de la ciudad de Los Ángeles y la explotarían y arrastrarían hacia las ventanillas, que estarían convenientemente abiertas durante su caída, también dejarían ropa hecha girones por el interior del coche simulando un ataque de un tiburón o algo similar para dar una mayor sensación de realismo.

Ambos chicos se metieron en el coche para iniciar aquel plan que no sabían si iba a salir bien o mal y bajaron las ventanillas sabiendo que las cosas iban a ser más complicadas de lo que creían y que se estaban jugando muchas cosas que podrían perder con un solo paso en falso.

Caeleste Bellum © [EDITANDO]Where stories live. Discover now