VIII

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Las luces de las afueras de San Francisco deslumbraban en el negro de la noche mientras la canción de Love Story de Taylor Swift resonaba en el coche al tiempo que Skylar cantaba a pleno pulmón dejándose la garganta al intentar hacer todas las voc...

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Las luces de las afueras de San Francisco deslumbraban en el negro de la noche mientras la canción de Love Story de Taylor Swift resonaba en el coche al tiempo que Skylar cantaba a pleno pulmón dejándose la garganta al intentar hacer todas las voces poniendo la misma pasión que Taylor en el video. Aprovechaba el viaje en solitario llenándolo de música para evitar ver la presencia femenina que en ocasiones se presentaba ante ella cuando se quedaba sola o cuando pasaba algún suceso relevante, prefería ignorarla, por mal que sonase, no quería parecer una loca y conversar con una especie de alucinación no era precisamente algo de gente cuerda. Solía pensar que era una alucinación por el calor que había habitualmente en California, aunque por supuesto Mayo no era ni de lejos el mes más caluroso, y en invierno seguía tratando de contarle algo, aunque claro, teniendo en cuenta que su otra opción es que ese ser fuera un fantasma y ella era de las que se tapaban hasta el cuello de noche para evitar a los seres paranormales lo de la alucinación era una idea mucho más apetecible, desde luego.

No ponía mucha atención a la carretera, no solía haber tráfico a las cuatro de la mañana y menos en esa época del año, había pocos coches a las afueras y muy dispersos, y la gente brillaba por su ausencia ya que aún era periodo escolar para los institutos y colegios, solo los universitarios tenían unos días de vacaciones para ir a casa. Ella no solía ser alguien despreocupado, solía ser una persona que seguía las reglas a raja tabla, no le gustaba un pelo saltarlas, no por ser muy dócil o obediente, más bien por el miedo al castigo, no entendía el interés de arriesgarse pudiendo hacer lo mismo por las buenas, por eso siempre ponía bastante atención al hacer las cosas, excepto en momentos como aquel, en los que la noche le incitaba a relajarse, a soltarse un poco y salir de su zona de confort. Bien, pues, tras lo que vino pocos minutos después, deseó no haber salido nunca.

Apenas vio a los chicos delante de su coche cuando estaba a punto de golpearlos, la escena era surrealista, Taylor cantaba su famoso "marry me Juliet" mientras el más alto de los dos parecía vociferar algo y lanzar una maleta al coche para detenerlo, el otro en cambio entró en pánico, fue golpeado por la maleta y cayó al suelo, a punto de ser atropellado por el coche. Skylar pisó el freno con brusquedad rogando a cualquier dios existente que evitara que ninguno de los presentes muriera y la tierra sufrió una sacudida brusca que la chica asoció con la placa de San Andrés que lanzó a los chicos a un par de metros del coche.

—¡Joder!— gritó dando un golpe con mucha rabia al volante, aún reponiendose del susto agradecida con el de arriba por el terremoto de a saber que grado qué había sido adecuadísimo para la situación y no había matado a nadie.

—¿Se puede saber qué te pasa? ¿Estás ciega?— bramó el chico más alto, con cabello negro como el carbón y los ojos de un color verde grisáceo que se veía algo sintético, como si llevara lentillas, mientras se acercaba al coche con pasos agigantados.

—No os había visto, apenas se ve algo a estas horas— trató de justificarse ella abriendo la puerta para salir a comprobar si el joven de cabello castaño que estaba en el suelo se encontraba bien. —Lo siento muchísimo, pagaré el hospital.

Caeleste Bellum © [EDITANDO]Where stories live. Discover now