XV

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— Entonces, tu amiga danesa es una de nosotros, explotaste una fábrica, le contaste todo y luego, ¿Volvió a su casa?— preguntó Altair totalmente desorientado ante el breve, pero intenso resumen que le había dado aquel chico que decía y demostraba ...

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— Entonces, tu amiga danesa es una de nosotros, explotaste una fábrica, le contaste todo y luego, ¿Volvió a su casa?— preguntó Altair totalmente desorientado ante el breve, pero intenso resumen que le había dado aquel chico que decía y demostraba ser el hijo de Tauro. — Tú no podías estar quieto ni un momento ¿no?

— Bueno, mi plan no era moverme en absoluto, precisamente, pero dado a que intentaban matarme, decidí que igual era el momento de tomar la iniciativa— Andreu evitó mencionar a Mikhail, no tenía ganas de parecer un loco o algo similar, su mente buscaba no pensar demasiado en lo ocurrido, pero era imposible no recordar el hecho que de no haber sido por su hermano, él y Denna posiblemente hubieran muerto en aquella fábrica.

Los días siguientes no pudo dejar de pensar en Denna, habían hablado con ella y con su familia al poco de encontrarlo a él, con una excusa sobre un curso de patinaje en Francia habían logrado engañar a su padre quien a pesar de no estar muy conforme con que su hija se fuera de casa todo el verano terminó aceptando aquella oportunidad que supuestamente se le brindaba a ella, debido a que sabía lo importante que era el patinaje artístico para Denna. Andreu sabía lo que era tener que irse de casa con una mentira y lo incómodo que tenía que ser para ella al igual que lo era para él, era otra cosa que sentía que los acercaba, que los hacía parecidos.

Se iban a encontrar de nuevo en un aeropuerto francés no muy lejano a Barcelona, pero lo suficientemente lejos como para no estar al alcance de los Omegas que lo habían localizado. Tenía ganas de verla, más de las que reconocería, había algo en él que le hacía sentirse atado a ella de una forma que su mente no comprendía muy bien, estaban unidos, cada vez eran más cercanos, pero no era eso lo que él sentía, o al menos, no solo. Era algo diferente, como si hubiera una extraña conexión que hubiera perdurado a lo largo de mucho tiempo.

Sus compañeros descansaban algo cansados del viaje, habían tenido que salir de Barcelona con lo puesto y poco más, no había tiempo para nada. Altair revisaba el teléfono constantemente en espera de alguna noticia de Marcus, quien había emprendido un viaje a Olympia tras varios años sin haber pisado ese estado. Por otra parte, sus compañeros rusos, que aún no parecían estar acostumbrados a su presencia, descansaban sobre unas de esas sillas de aeropuerto compartiendo cascos mirando el teléfono de Avril. Andreu pensaba que a lo mejor estarían viendo una película o algún video para entretenerse, no es que le importara, no iba a estar de curioso.

—¿Cómo lleva el viaje Marcus?—preguntó Avril rompiendo el silencio entre ellos mientras levantaba la cabeza del hombro de Viktor tras un buen rato enfrascada en revisar su teléfono como si se tratase algún asunto importante.

—Aún no tengo noticias, estaban bastante lejos así que tardarán su tiempo en llegar, creo que estarán ahí en un par de días, nosotros por ahora sólo tenemos la misión de recoger a Denna y esperar— contestó el chico con cansancio mientras se dejaba caer sobre una silla sin mucha energía tras la apresurada huída que se habían pegado en Barcelona.

Caeleste Bellum © [EDITANDO]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin