Capítulo 5.

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Terminé de ducharme, me quedé pensando que no me había dado cuenta que llevaba una hora en el baño hasta que mi madre comenzó a tocar la puerta de mi habitación para que baje a cenar.
Coloqué mi pijama, un pantalón de chandal y una remera gris al cuerpo. Bajé las escaleras y logré visualizar la puerta de la que antes era la habitación de mi hermano abierta; decidí ignorarlo, posiblemente mi madre ha ido a atormentarse con recuerdos de Matt.
  Me senté en mi silla de siempre, mamá hizo de cenar lasaña.

-Espero que les guste.- Nos dijo mamá a mi y a papá.
-Gracias cariño.- Respondió mi padre.

  Estábamos comiendo, todos en silencio hasta que mamá comenzó a hablar.

-¿Cómo estuvo tu día, cariño?.- Preguntó mamá a papá con una sonrisa y sujetando su mano.
-Muy bien, cansado como siempre. Me han llamado de emergencia y tuve que salir a mitad del trabajo.- Dijo con indiferencia.

   Papá se pasaba el día en el trabajo, lo veíamos por las noches y los fines de semana eran de él y mamá, por lo que yo podía hacer muchas cosas, pero como me la pasaba estudiando casi ni salía.

-¿Y el tuyo, Bárbara?.- Me miró fijo.
-Bien mamá, gracias.- Mama me miró extrañada, no me había dado cuenta que no había tocado mi plato.- Es decir, estuvo bien en la escue...- me cortó.
-¿Muchachos, eh?.- Abrí los ojos como platos y comencé a ponerme roja.- Debí suponerlo...-Dijo con indiferencia.
-¿Q-qué? No mamá, pero-pero que cosas dices.- tartamudeé, mis manos comenzaron a sudar, me había puesto muy nerviosa. Era muy extraño que mamá hablé de muchachos conmigo.
  Mamá solo soltó una carcajada. Continuamos la cena tranquilos. Papá hablando del trabajo, mamá de cómo discutió con la cajera, etc.
  Terminé mi comida y llevé mi plato al lavaplatos, lo estaba lavando cuando logré visualizar un poco por la ventana a Harry, estaba tirado en el césped mirando las estrellas. Se veía tan relajado, tan bien...

-Oye mamá, voy a salir al patio, ¿está bien?.- Mamá solo asintió.

   Tomé mi celular y salí al patio, actúe como si no lo hubiera visto y me senté en el césped, coloqué música (Starboy - The Weeknd), me recosté mirando el cielo y comencé a cantar, no tan alto ni tan fuerte. Comencé a pensar en si Kellin me estaba mintiendo, así era imposible ser algo sí nuestra "relación" comenzaba con mentiras; hasta que una voz me sacó de mis pensamientos. Era el vecino.

-¿Saliste por mí, eh?.- Dijo coqueto. Me levanté rápidamente.
-¿Por ti? Claro que no, sólo salí a ver las estrellas.- Dije con el ceño fruncido.
-Como digas, preciosa. Linda noche.- Me sonrió.
Le devolví la sonrisa.- Tu igual.- Respondí.

Me guiñó el ojo, esto era extraño, pero no me hacía ilusiones por el hecho de que cuando yo estaba enamorada de él la mayoría de sus conocidos dijeron que era gay, como su hermano; me olvidé de él. O al menos eso creía.
Tomé mi celular y apagué la música y entré a casa, mañana había clases, pero ahora quería tratar de dormir, ya que lo hice toda la tarde y no tengo sueño en lo absoluto.

*7:00 am*

Sonó mi alarma, me di cuenta que me había quedado dormida en la silla del escritorio. Desperté de un salto, mire el reloj, marcaba las 7:01. Me estiré y busqué ropa, unos jeans negros un poco rotos, una camisa roja y mis convers. Dejé todo en mi cama y tomé una ducha para poder despertarme. Me vestí y sequé mi cabello, lo dejé suelo, la verdad, es que no tenía ganas de peinarme ni vestirme bien.
Bajé a desayunar, mamá había preparado todo como siempre. Desayuné sin decir una palabra, subí a lavar mis dientes, tomé mi bolso, mi celular y emprendí a salir de casa.
Iba a pasó lento, llegaría temprano si voy rápido, y es probable que no haya nadie aún o apenas estén llegando. Llegué a una plaza cerca de casa y me senté en un columpio; no había nadie, mucho silencio y me encantaba.

-¿Puedo sentarme? ¿O es que sigues enojada?.- Preguntó una voz que me sacó de mis pensamientos. Era Kellin.
-¿Acaso me estás siguiendo?.- Pregunté con una seriedad que mataba.
-Nop, no te estoy siguiendo.- Se sentó a mi lado, en otro columpio.- Vivo cerca de aquí.
-¿A si? ¿dónde?.- dije sarcástica y enderezándome.
-Por allí.- Señaló una Casa Blanca enorme, estaba cerca de la mía, eso implicaba que también era mi vecino.- como ves, no te estoy siguiendo.- Dijo volteando la vista hacia mí.
-Supongamos que te creo.- Dije rodando los ojos, fijé mi vista en un punto y casi sin darme cuenta, dejé de notar que Kellin estaba a mi lado.
-Oye, Bárbara, ¿estás bien?.- Dijo Kellin pasando su mano sobre mi hombro.- ¡BÁRBARA!.- Alcancé a escuchar su grito cuando todo se puso en negro. Me había desmayado.
Desperté y lo único que vi fue la cara de Kellin muy preocupado y asustado.

-¿Bárbara? ¡Gracias a Dios, pequeña!.- Me abrazó.
-¿Qué pasó? ¿dónde estoy?.- Me levanté asustada y mirando a mi alrededor.
-Tranquila, te desmayaste unos segundos. Sigues en el parque.- Me ayudó a levantarme.- Despacio, sí, eso es. Vamos, te llevaré a casa. Tomó mi mano y mi cintura llevándome a un coche negro, supongo que era de él. Yo seguía atónita.
-¿Estás bien, princesa?.- Preguntó mirándome fijo.
-Sí, un poco mareada. Vamos al institu..-Me interrumpió.
-¡Para nada! Tú viste lo que acaba de pasar y sigues mareada, ¿enserio crees que te llevaré así al instituto?.- Dijo con el ceño fruncido mientras arrancaba.
-Mi casa está aquí cerca, podría haber ido caminando.- Murmuré.
-No, ya no hables...

Llegamos afuera de casa y antes de bajarme tomó mi mano con fuerza mientras miraba fijamente mis ojos con cara de preocupación y ternura.

-Déjame cuidarte, Bárbara.- No apartaba los ojos de mí. Lo miré extrañada.
-¿De qué hablas? Puedo cuidarme sola Kellin.-Dije con indiferencia.
-Solo déjame estar cerca de ti, ser tu amigo, y con el tiempo veremos a que llegamos; pero por favor, por favor déjame cuidarte.

Mi cara comenzó a tornarse rosa y mis pies comenzaron a temblar.

-Por favor.- Insistió.
Lo pensé un instante.- Vale, está bien.- Dije tratando de safarme de su agarre, pero no funcionó.
-Gracias, ven, dame un abrazo.- Lo abrace y se hizo un silencio incómodo.- Eres un ángel, Bárbara.- Susurró en mi oído. Sonreí como niña pequeña.- Te acompañó hasta la puerta.- Se bajó y abrió mi puerta ayudándome a bajar.
-Puedo sola, gracias.
-¿Segura?.- Dijo preocupado.
-Sí, Kellin, segura.- Me miró no muy convencido y besó mi mejilla.
-Ya tienes mi número, llámame para lo que necesites.

Subió a su coche y se marchó, ahora tenía un problema más grande. Lidiar con mis padres al contarles lo qué pasó.

*****
Holaaa, aprovecho esto para mandarle un saludo a XxRealvaleriexX130, esta persona me ha ayudado mucho con esta novela. Te mando besos con musha musha baba.

Por cierto, trataré de subir caps todos los días.🌸 (Arriba les dejo una foto de la madre de Bárbara)

Mí estúpido niñero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora