Capítulo 16.

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-¿A dónde vamos, Andy?.- Frené de golpe.
-Oh vamos, ¿o es que a tu novio no le gustará? Deberías dejar de ser inocente...- Me lanzó una mirada de pies a cabeza, como si estuviera estudiándome. Se detuvo en mis labios, así que giré mi cabeza, porque sabía muy bien sus intenciones. Él sólo sonrió.- Como quieras, pequeña. Puedes quedarte aquí viendo cómo te castigan por haber salido, o irte y que ya nadie sepa que lo has hecho.- Lo pensé un momento.- ¿Y bien?
-Está bien, iré contigo pero con una condición, Andrew; tienes que decirme por qué querías mi número.
-Luego de ésta salida te enterarás tú solita, morena.- "Morena" así me llamaba Harry. Maldición, estaba cometiendo lo peor de todas las cosas que he hecho.

  Subimos a su motocicleta, era tan rudo, y me encantaba ese aire a maldad que lo recorría. Encendió la moto y comenzó a acelerar demasiado rápido, tanto que los edificios ya no eran imágenes tranquilas, solo veía luces.
   Llegamos a la costa, y amo el mar más que nada; eso me daba más intriga aún, el que me haya traído aquí por mí. Bajamos y caminamos hacia la arena donde nos sentamos, cuando ya dejé de notar que Andy estaba a mi lado; el mar era tan sereno, tan hermoso.

-Veo que te gusta esto...- Por fin habló con su voz masculina demasiado gruesa, tan distraída estaba que apenas había notado que había prendido un cigarrillo y que estaba fumando a caladas enormes.
-Y a ti qué te gusta el cigarro...- Él sólo me miró un segundo.
-¿Por qué hemos venido aquí?.- Pregunté.
-Creí que te gustaría, además amo el mar. Creo que lo hice más por mí, necesitaba distracción.
-¿Distracción? ¿De qué hablas?.- Lo miré extrañada. No quería pensar que quería violan me o algo de eso, sería inútil escapar. Bárbara, contrólate y deja de pensar mierdas.
-Levántate.- Me miró serio. Yo sólo me levanté, seguido él hizo lo mismo, quedando frente mío, era demasiado alto así que tenía que elevar un poco mi cabeza para llegarle a sus ojos.
-Buena chica.- Dijo. Acto seguido me tomó como una bolsa de papas y me arrojó al mar. Estaba helado pero me encantaba sentirlo. Salí demasiado enojada del agua, pues estaba empapada y congelada. Andy soltó una pequeña carcajada.
-Bárbara, perdóname.- Decía entre risas. Lo fulminé con la mirada.
-¡Y una mierda! El mar está helado, ¿en que pensabas?.- Casi sin darme cuenta estaba temblando y mis labios estaban morados.
-De verdad, lo siento.- Quitó su chaqueta de cuero y me la dio.- Póntela. Te estás congelado.- Miré la cazadora que me dio y luego lo mire a él con desconfianza. Pero terminé aceptando en ponérmela, era eso o congelarme.- ¿Te llevo a casa?.- Preguntó sin apartar la vista de mí.
-¡Pues claro! Ni pienses que voy a seguir andando por todos lados mojada y congelada, Andrew.
-Uy, que mal suena mi nombre completo cuando tú lo dices.- Sonrió de lado.- Está bien, vamos.
-Gracias.- Contesté cortante y fría.

   Subimos a su motocicleta y arrancó hacia mi casa, yo tenía que cambiarme, de verdad es que no se imaginan el frío que sentía en ese momento y en todo el maldito trayecto hasta mi casa.
   Una vez allí, bajé y le devolví su chaqueta, di media vuelta y tomó mi muñeca. Di vuelta y me estaba viendo de una forma, ¿extraña? Mordía su labio inferior.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué me ves así?.- Le pregunté extrañada.
-Que sexy te ves así: mojada. Por supuesto, no descartó lo sexy que se ven tus pechos debajo de esa camisa, lindo azul el del brasier, por cierto.- Contestó incrédulo.
-Cierra la boca.- Me zafé de su agarre y entre a casa enojada. Este chico sacó casi lo peor de mí tan solo arrojándome al mar.

   Subí a mi habitación y me duché con agua caliente para entrar en calor. Cuando terminé envolví mi toalla alrededor de mi cuerpo y me puse una falda suelta, una musculosa de Led Zeppelin y unas medias hasta las rodillas. Coloqué mis zapatos negros y cepillé mi cabello, cuando el timbre sonó. Bajé las escaleras trotando y cepillando aún mi cabello.

-Bárbara, ¿puedes explicarme algo?.- Era Harry. Mi corazón comenzó a palpitar con mucha fuerza, tanto que ya no escuchaba nada más que sus latidos en mis oídos.
-Claro, pasa.- Me hice paso para que entrara. Mi mayor temor era el hecho de que si él se enteró de lo que ocurrió con Andy hace un momento, porque si eso ocurría, perdería a Mi Harry, y Andy se comería una putiza. Estaba metida en muchos problemas.

Mí estúpido niñero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora