Capítulo 11.

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Comencé a buscar papás fritas mientras que Harry fue por las bebidas. Tomé unas que me gustan a mí y Cheetos, que sé que a mi "esposo" le gustan.
Una vez tomadas mis cosas, comencé a buscar a Harry, y admiraba el anillo de casamiento que tenía, era muy bonito para ser de fantasía. Encontré a Harry hablando con una chica, era bastante guapa; era rubia, ojos miel y muy alta. Coqueteaban y Harry le colocaba uno de sus cabellos detrás de su oreja, y los celos se apoderaron de mí. Me dirigí hacia ellos con paso seguro, esto no podía ser real, él no podía hacerme esto. No a mí, ¿acaso hice algo mal?

-¿Qué mierda significa esto, Harry?.- Dije casi gritando y frunciendo el ceño. Harry abrió sus ojos como plato al verme.
-¿Y tú eres?...-Preguntó la chica, con algo de, ¿incredulidad?
Lo pensé un momento y miré mi anillo. La chica lo vio y se llevó su mano a la boca para después mirar a Harry sorprendida.- No soy nadie.- Respondí mirando a Harry y quitando mi anillo.- Esto te lo quedas tú, olvídate de mí.- Dije. Mis ojos se humedecieron. ¿Por qué a mí?

HARRY POV'S.

 
  Estaba en shock. No comprendía la reacción que había tenido Bárbara. De hecho sí, pero no sabía cómo digerirlo.

-¿Es tu esposa?.- Preguntó Margared.
-Sí, es mi esposa.- Respondí.
-¿Y por qué se ha puesto así?.- Volvió a preguntar.
-Tiene motivos.-Volví a responderle, y salí en busca de Bárbara. No la veía en el supermercado, así que supuse que estaba en la caja, ya pagando las cosas. Y así fue. Corrí rápidamente hasta llegar a ella y la tomé por la cintura al ver que sonreía con las cosas que el cajero le decía. Bárbara me miró seria.

-Cariño, ¿ya está?.- Pregunté tomándole la mano sin que nos vieran y volviéndole a poner el anillo.
-Sí, ya pagué Harry.- Respondió en un tono frío. Me preocupaba, era otra persona y no la niña dulce que convivió conmigo este pequeño fin de semana.
-¿Nada más señorita?.- Preguntó el cajero.
-Señora.- Le corregí. El cajero miró el dedo de Bárbara.
-Discúlpeme señor. ¿Algo más señora?.- Se retractó.
-No, nada más.- Le respondió con una sonrisa. Los celos se apoderaban de mí y Bárbara lo notó. Tomó mi mano sacándome de allí con las bolsas.
-¿Qué fue eso?.- Le pregunté alzando una ceja.
-Lo mismo te pregunto a ti. Estaban coqueteando en mis narices, Harry.
-Yo no estaba coqueteando.- Negué con la cabeza.- Es mi prima.
-Dime, ¿a que prima le pones el cabello detrás de la oreja?.- Preguntó con un tono alto, frío, y distante. Estábamos armando una escena en el estacionamiento.
-Quise ver una herida de su oreja. Bárbara, por favor.- Ella río con ironía.
-Quiero irme.- Afirmó.
-Claro, sí, vámonos.- Dije levantando las bolsas y guardándolas en el baúl. Ella se subió, y yo la seguí.

  Las cosas estaban tensas, Bárbara no hablaba y yo tampoco, estaba solo mirando la ventana y yo conducía. Me dispuse a mirarla, a admirarla. Sus hermosas piernas y sus brazos con pequeños lunares, su cuello y pecho también tenían éstos; sus ojos color miel casi amarillo, se iluminaban con el sol y sus pecas la hacían ver tan niña, pero tan hermosa. Tenía una coleta, y los aros de su oreja me encantaban, pues la hacían más ruda, y me encantaba la mezcla que era. Detrás de la oreja tenía un pequeño tatuaje de un hada, ¡Dios! Ésta chica era hermosa. Y estaba despertando cosas en mí que creí imposible sentir, nunca me había enamorado, estaba lastimado por culpa de una mujer y esa era mi madre. Me refugiaba en tantas cosas para que mi dolor no sea notable. La ira era mi gran aliada, me desquitaba con peleas callejeras, carreras de autos, descontrol, fiestas, y chicas; eso era lo que yo normalmente hacía, ¿por qué con Bárbara era diferente? Me estaba enamorando.

Mí estúpido niñero.Where stories live. Discover now