Capítulo 18.

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  Subimos al carro de mi mejor amiga, uno rojo muy bonito y descapotable. Coloqué mi cinturón y fuimos por unas cervezas para ir calmando mis nervios, porque sí, estaba nerviosa de los pelos.
  Dimos vueltas en el auto, recorriendo un poco la ciudad, en silencio.

-Bárbara...
-¿Sí? Dime.- Dije girando la cabeza para mirar a mi amiga que tenía la vista fija en la carretera.
-¿Crees que Harry vuelva?.- Mis ojos se cerraron y sentí una punzada en mi pecho, aún me dolía su ausencia.
-Pues... yo... no lo sé, tal vez. Aunque claro, dudo mucho que lo haga.- Dije tratando de no llorar.
-¿Pero tú quieres que lo haga?
-No sé si eso me lastimará más... quién sabe. Pero lo que sí sé, es que estoy lastimada, Lorie. Y me duele extrañarl...
-¿Le quieres cierto?.- Me cortó. Quedé en silencio un momento.
-Como no tienes idea.- Dije suspirando.

  Llegamos a la enorme casa donde yacía la fiesta, autos encima del césped y gente afuera. La residencia estaba por explotar de tantas personas.
  Aparcamos en el estacionamiento de la casa de al frente y bajamos del coche. Acomodé mi falda que un poco corta me quedaba, con miedo a que algún pervertido me mirase.

-Ya, Bárbara. Estás bien.- Susurro Lorie levantándome más la falda para que esté mejor. Despeinó un poco mi pelo y me tomó por el brazo. Mi cabello oscuro y con rizos en mis puntas bajaba por mis hombros, lo tenía tan largo que a veces me molestaba.

  Entramos a la enorme casa, risas, gritos y música muy fuerte había. Y por supuesto, no podía faltar el alcohol y el sillón cubierto de chicas semidesnudas a punto de tener sexo con los chicos populares. Lorie tomó mi mano para que la siguiese y no me perdiera entre la gente, llegamos al bar y allí pedimos bebidas. Unas cervezas. Pero claro, no podía faltar su "noviesito". Un "¡Hola, bebé!" Resonó en mi oído, Lorie podía ser muy chillona sin quería. Automáticamente comenzaron a besarse como bestias. Sonreí, pues recordé a Harry.

  Tomé mi vaso y salí al patio a tomar un poco de aire, en éste no había casi nadie. Una pareja a los besos y un grupo de chicos hablando. El problema era el jardín, allí estaba igual que adentro de insoportable.
  Me dirigí hacia un árbol que estaba en la esquina del patio, a oscuras. Me dispuse a mirar el cielo, las estrellas y la asombrosa luna que había ésta noche.

-Perdona, guapa. ¿Por que tan sola?.- Dijo una voz varonil detrás mío.
-¿Y tú eres?.- Retrocedí un paso al ver que se me acercó demasiado.
-Soy Janiel, encantado. ¿Tú cómo te llamas?
-Bárbara, un gusto.- Respondí irónica dándome la vuelta y dejándolo viendo mi espalda. Escuché su risa, pero no me di la vuelta. Hasta que su mano tocó mi cintura y me tocaba con lujuria. Besó mi hombro, quise escapar pero fue inútil. Estaba temblando y tenía miedo. Cada vez era más fuerte y me apretaba mucho, estaba demasiado excitado a mi parecer. Me zafé con fuerza y voltee a mirarle para después, darle una bofetada. Él sólo rió. Me empujó contra el árbol de atrás y me pegó muy fuerte a él. Levantó una pierna enredándola en su cintura; sentía su erección entre mis piernas, pues tenía falta y no dudó en apoyarla encima de mis bragas. Tomó mi cara con fuerza, apretando mis mejillas. Traté de zafarme de su agarre en todo momento, pero fue inútil. Nadie nos veía en la oscuridad excepto que alguien tenga mucha visión.

-Sh, quieta.- Susurró. Comencé a llorar.- Si dices una palabra de esto te mataré pero antes volveré a violarte.
-Me das asco.- Dije apenas.

  Pasó su lengua por mi mejilla y me besó a la fuerza, comenzó a desabrochar su pantalón. Hasta que pude gritar un "Ayúdenme" entre sollozos.

-Te dijo que la dejes, ¡animal!.- Me soltó en un instante y una sombra se posó encima de él y no paraba de golpearlo.
-¡HARRY!.- Alcancé a escuchar. Y mis ojos se cerraron haciéndome caer al suelo.

 
       *4:45 am*

  Me desperté un poco confundida, mis ojos ardían y mis piernas dolían. No sabía dónde estaba. Tenía una camiseta que parecía camisón y estaba en bragas. No había nadie a mi lado, pero tampoco reconocía ésta habitación.
  Traté levantarme y dolía una mierda mi pierna izquierda. Entre quejidos escuché la puerta abrirse, un muchacho de cabellos con rizos, ojos verdes como la esmeralda y los labios tan rojos que me daban ganas de besarlos.

Harry.

-No, hey, no te levantes.- Se apresuró hasta llegar a mí. Mi corazón palpitaba con fuerza. Me ayudó a sentarme y dejó un vaso de agua en la mesita a un lado.- Bebe.- Dijo para luego tratar de darse vuelta para irse. Pero lo tomé de la muñeca hasta llegar a su mano. Quería sentir su tacto, era lo que más necesitaba y quería en éste mundo.
-Harry...-Susurré.- Por favor, sólo escúchame.- Se dio la vuelta para sentarse en la cama; me miraba fijo esperando a que hablase.- ¿Por qué te has ido? ¿Por qué tuviste que lastimarme así?.- Y mis lágrimas comenzaron a caer.- Todo eso fue un malentendido.
-Lo s...
-No. Déjame terminar.- Asintió.- Harry, te amo. Y no me importa realmente sí no sientes lo mismo, pero te amo, a ti así sin más, a ti y a nadie más, por Dios, ¿por qué no puedes entenderlo, cariño?.- Mis lágrimas caían como cascadas. Puse su mano en mi pecho.- ¿Lo escuchas?.- Dijo sin apartar la vista de su mano y la mía.- ¿Sientes como late?.- Me miró y asintió.- pues es por ti. Y sí, diablos, es muy cliché pero, ¿que más da? ¿acaso importa? No a mí, porque te amo, y no sabes cuánto. Espero que algún día, regreses a mí y estés conmig...- colocó su mano en mi mejilla, acariciándola. Cerré mis ojos y puse mi mano sobre la suya sintiendo sí calor, su tacto.
-Mi amor...- Comenzó diciendo.- fui un idiota, ya lo sé. Y espero que algún día puedas perdonar todo el daño que te causé.- Me abrazó y dio un beso en mi frente para luego besarme cálidamente.
 
  Cada vez el beso era más y más intenso. Sabía a dónde íbamos a llegar. Quitó la blusa que tenía dejándome en ropa interior. Hice lo mismo con la suya. Me recostó lentamente en la cama para depositar besos en mi cuello, entre mis pechos y mi abdomen. Se quitó su pantalón quedando en bóxers. Me sentó en la cama y desabrochó mi brasier. Rápidamente me tapé con mis manos. El sonrió leve.

-No debes avergonzarte, ¿está bien? Jamás lo hagas.- Me miró fijo. Sólo asentí.

  Volvió a besarme para que vuelva a recostarme, se colocó entre mis piernas y rozaba su erección sobre mis bragas para que quizá, yo también me excite. Su erección no sé sentía asquerosa como la del tipo que intentó abusar de mí, al contrario, se sentía bien y me gustaba.
  Quitó sus bóxers y buscó en el cajón un preservativo. Se lo colocó y regresó entre mis piernas. Volvió a besarme, quitó mis bragas y susurró en mi oído.

-¿Estás segura?.- Preguntó un poco preocupado.- No quiero forzarte a nada.
-Harry...- lo miré acariciando su mejilla.- estoy lista y muy segura.- Sonreí y esto provocó que el también lo haga. Me besó para que el dolor no sea tan insoportable y pudiese distraerme en sus labios con el compás del beso.

  Y entonces lo hizo. Estaba dentro mío y dolía como la mierda, pero en esos momentos nada más me importaba más que él. Solté unos leves gemidos, pues dolía pero se sentía tan bien.
  Harry besó mi mejilla y luego mi cuello, iba despacio. Aquí es donde más dolió, cuando salió de mí. Gemí de dolor. Estábamos sudando.

  Nos cubrimos con sus sábanas, miré el techo tratando de analizar lo que acababa de pasar. Harry estaba acariciando mi mejilla y me miraba como si fuese una escultura.

-¿Qué tanto me ves?.- Sonreí.
-Eres hermosa.- Dijo serio. Me besó y me enredó entre sus brazos.- Te amo, Bárbara.
-Yo también te amo, Harry.- Y entonces quedé profundamente dormida.

  Acababa de perder mi virginidad, sí. Pero con el chico que amaba, y eso era algo que recordaría por siempre.

Mí estúpido niñero.Where stories live. Discover now