Espontaneidades espontáneas.

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Narra Edward

Otro nuevo día.

Seguí todos y cada uno de los pasos de Ally desde que salió de su habitación por si se le ocurría encontrarse con el lobito otra vez.

Y no fue así.

En su cabeza me tenía como un exagerado, pesado, maniático etc.

Pero en el coche, soltó lo que realmente pensaba.

-Sé que lo de juntarme con lobos está mal. Pero me gusta, y es una decisión mía. Aún así, gracias por... Bueno... Ya sabes... Preocuparte.-le costó decirlo, y aunque lo estaba escuchando de su mente quería escucharlo de su boca.

-De nada.-Dije sonriendo.-Pero lo hago más por mí que por ti.

-Cómo? No te entiendo.

-Ni falta que hace.

-Que me...protejas-dijo marcando comillas con los dedos.-Es malo para ti, mi hermano...

-Ya lo sé.-dije sin dejarla terminar.

Ella se sorprendió.

-Lo siento, eres muy lenta.-le solté con una risilla.

Abrió los ojos quedándose incrédula.

-Cada vez me sorprende más lo suelto que eres conmigo cuando estás en este coche. El coche mágico.-dijo poniendo tono de niña pequeña en la última frase.-Ojalá fueras así siempre.-susurró.

Pero sabía que lo escucharía.

Lo susurró con el propósito de que pensara que era algo oculto que quería que supiera por si no la había escuchado decirlo en sus pensamientos.

Y me sorprendió gratamente.

-Las personas no son siempre como uno espera.-respondí con tranquilidad.

-Bueno sí, pero tú lo has dicho, las personas.

Sabía a dónde quería llegar.

Nosotros no somos personas del todo.

Volví a sonreír.

Sus espontaneidades eran... Espontáneas.

Sí.

Ella es así.

De soltar lo que piensa.

-Creeme, quisiera ser así contigo siempre. Pero no puedo.

-Oh Edward mi hermano es un histérico, si es por eso...

-No es por eso. Es por una promesa que me hice hace ya casi un año.

-Y... Se puede saber cuál era la promesa por la cuál recaen en mí todas las malas miradas y todo eso?

Suspire.

-Me prometí a mi mismo... Que Alice, Rosalie y Esme serían las únicas mujeres en mi eterna vida.

-No me jodas?-dijo de lo más confiada.

A mi me dieron ganas de sonreír pero no era una buena situación para ello.

-Sólo quiero ser tu... Amiga. Ni si quiera pretendo ser tu hermana. Ni... Tu...

-No hace falta que lo digas.

Novia.

Esa era la palabra que había en su cabeza, la cuál le aterraba nombrar.

Aquello hizo que me diera un escalofrío.

Le aterraba pensar en ella y en mí como una pareja pero estaba totalmente dispuesta a comenzar una peligrosa relación con un lobo.

Yo pensaba que era todo lo contrario a Bella.

Pero en ese sentido, es igualita.

Le gusta, e incluso le divierte el peligro.

-Ya lo has dejado bastante claro. Es innecesario que lo repitas.

Y algo en su cabeza se encendió.

-Qué? Edward yo te gusto?

Miráme a los ojos. (Twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora