Estaré bien.

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Narra Ally

-¿Quieres volver a casa?-me preguntó rápidamente.

-Sí, por favor.-le supliqué agobiada.

-¿Puedes explicarme algo y no tener la cabeza echa un lío?

-Acelera.-casi grité.

Él no se atrevió a decirme nada en todo el camino y yo quería llorar. Vulturis, ellos sabían que era eso, eran los vampiros reales. Estaba muy alterada y no encontraba el modo de relajarme, porque solo podía pensar en sangre, en Isac y en venganza.

Cuando el coche llegó a la entrada me bajé a toda velocidad sin a penas haberle dado tiempo a apagar el motor.

-¿Qué ocurre?-dijo Esme.

Carlisle ya se había ido a trabajar. Edward iba detrás mío así que le di el lujo de que se explicara por mí, aunque no supiera del todo.
Me acerqué a la cocina y aunque me costó, conseguí encontrar la cajita donde guardaban las llaves de los coches. Agarré la negra con el símbolo de BMW.

-Eh, ¿a dónde vas?-me dijo Edward. Esme vino dónde nosotros.

-Esme, volveré en un par de días. No os preocupéis por mí, estaré bien.

-No, Ally.-Dijo Edward adivinando mis intenciones.

Nuestro padre nos daba a cada uno de nosotros una densa paga mensual, la cuál me vendría bien.

Acercándome a Esme abrí mis brazos y la abracé.-Te echaré mucho de menos.

-Y yo a ti hija. ¿Pero dónde vas?

-Tengo que hacer un viaje.-aclaré para que no se preocupara y cuando vi a Edward con intención de abrir la boca lo detuve. Si me quieres, no digas lo que quiero hacer.-pensé para Edward. Lo miré fijamente observando cómo él apartaba su mirada y sacudía la cabeza. No me apoyaba en esto, pero no diría nada.

Le abracé.-Gracias.

-Hay una condición. Yo iré contigo.

Esto es algo que tengo que solucionar yo.-le dije sin hablar.

Era cómodo esto de hablar pensando.

-No dejaré que te pasé nada. Espera aquí.

Subió, supongo que a coger algo. Esme no entendía nada pero tampoco preguntaba. Al parecer mi testarudez ya era algo que se podía notar en casa, y era exactamente igual que mi hermano o sea que costumbre también había.

En dos exactos minutos Edward me agarraba la mano a mi lado indicando que nos fuéramos.

-Te quiero Esme.-Le dije a mi madre algo melancólica, yo no sabía si volvería de allí, pero iría con Edward y eso era más que suficiente. Nosotros fuimos hacia la cochera y yo me dirigía a la puerta del conductor.

-Dejame a mí.-dijo Edward.

-No. A saber a dónde me llevas...

Él sonrió. Vaya, he dado justo en el clavo. Al parecer pretendía arruinar mis planes pero ni viniendo conmigo lo conseguiría. Me subí al coche rojo y arranqué. Al salir las ruedas derraparon un poco chirriando.

Aceleré e intenté salir de allí lo antes posible, la rabia recorría cada helada célula de mi cuerpo y solo deseaba encontrarme ya en Italia.

Miráme a los ojos. (Twilight)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon