Teen Wolf Imagina. (Stiles) #7

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Llevo dos días sin hablar con Stiles. Han sido los dos días más tranquilos y aburridos que he vivido en mucho tiempo, pero no pienso darme por vencida. Stiles tiene que aprender que si promete recoger a alguien de un sitio, tiene que ir a recoger a esa persona y no dejarla esperando casi dos horas.

Sí, mi novio olvidó que tenía que recogerme después de mi entrevista. Se suponía que tras terminar, yo le mandaría un mensaje y él me respondería y vendría a buscarme. Bien, yo cumplí mi parte: le mandé un mensaje y, de hecho, hasta le llamé al ver que no venía. Por el contrario, él ni leyó mi mensaje ni vino a buscarme.

—Hola, Kira. —Saludo con una sonrisa.

Cuando termina de acercarse a mí, lo primero que hace es saludarme. Después, coge aire y empieza a hablar.

—Scott me ha dicho que te diga que Stiles le ha dicho que me diga que te diga que si todavía sigues enfadada. 

—Vale, ahora respira. —Bromeo. — Y no, no sigo enfadada.

—Por favor, dime que no tengo que decírselo a Scott para que se lo diga a Stiles. —Suplica.

—Iré yo misma a decírselo. —Contesto. — Gracias, Kira, prometo darle una colleja a Stiles de tu parte.

—¡No hace falta!

...

Las primeras horas de clase se me pasan rápido, de hecho, el descanso llega justo cuando más ganas tenía de ver a Stiles.

Stiles es especial, muy especial. Y algo tonto, porque en vez de venir él y preguntarme, ha mandado a mi pobre amiga para que ella recite su pregunta.

Un año y medio saliendo para que le diga a Scott que le diga a Kira que ella me diga algo, ¿en serio?

Camino hacia la cafetería, donde veo a Stiles asomado por la ventana que tiene la puerta. Cuando hacemos contacto visual, Stiles desaparece de mi campo de visión. Mi apuesta es que se ha tirado al suelo para esconderse.

Pongo los ojos en blanco, siempre me dice que soy una dramática, pero claramente nunca se ha mirado a un espejo. Cuando llego a la cafetería, abro las puertas y paso. Una vez dentro le busco con la mirada y cuando le encuentro camino hacia él.

Al llegar a su lado, le beso. Al apartarme, veo como sonríe. Su sonrisa no dura mucho, porque le doy una colleja antes de cruzarme de brazos.

—¿Por qué me das mensajes contradictorios? —Se queja.

—La próxima vez me preguntas tú mismo, ¿vale?

—Vale. —Contesta. — Podemos, ya sabes, ¿volver a besarnos?

Me río y, asintiendo, me acerco a él para besarle de nuevo. 

I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Where stories live. Discover now