I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]

The Vampire Diaries Imagina. (Kai) -Segunda parte. [Final.] #7

Tres años atrás.

—¡Kai! —Chillo cuando noto que el portal tira de mí. 

Me caigo al suelo, y cuando levanto la mirada reconozco el lugar donde estoy. Es de noche, y no de día como cuando estaba en la prisión. Hace frío, y el viento hace que el pelo me dé en la cara. 

Dirijo mi mirada a la persona que ha hecho esto. Cuando mi prima ve la cara de odio con la que le miro, su satisfacción da paso a confusión.

—¿Por qué? —Grito. — ¡Contéstame! ¿Por qué?

—Te he sacado de ahí, ¿a qué viene esta reacción? —Se queja. 

Respiro hondo para calmarme, no puedo perder el control. No sabiendo que Kai sigue allí. 

—Si mal no recuerdo. —Empiezo a hablar. — Tú les ayudaste a meterme ahí, ¿no es así?

—Tenía 15 años y hacía caso de todo lo que decían los superiores. —Se defiende. 

—¿Y por qué me has liberado? 

—Necesito tu ayuda. —Murmura. 

Me río, es una risa sin control- desquiciada. Es la respuesta que me esperaba, ¿por qué sino iba a sacarme de allí? 

—Tienes dos opciones. —Comento. — O me vuelves a mandar ahí, o me ayudas a sacar a una persona. 

Ante mis palabras, ella levanta la mirada. Niega con la cabeza e intenta aparentar superioridad. 

—No. —Responde. — Sabes que soy una de las dos brujas más poderosas de nuestro aquelarre. —Espera a que la conteste, pero no lo hago. — Ayúdame, y yo te ayudo. 

—Continúa. —Contesto. 

Ella sonríe, creyendo que la voy a ayudar. Como si no supiera que me traicionará en cuanto tenga lo que quiere de mi. 

—Soy demasiado importante como para hacer la estúpida prueba de nuestro aquelarre.

Mi prima me explica su plan, el cual es absurdo e inconsciente. No tuvo problema en mandarme al exilio, pero ahora que ella se enfrenta a ser expulsada del Aquelarre, quiere que le ayude a vencer a los superiores para ella ser la que mande. 

—¿Y bien? —Pregunta. — Me ayudarás, ¿o tengo que volver a mandarte de vuelta?

Levanto una mano, cansada de su insolencia. Ella se lleva las manos al cuello, intentando respirar. Al ver que no va a conseguir respirar, intenta concentrarse para atacarme. 

—No me sirves. —Me quejo. — Eres inútil, ¿de verdad creías que te ayudaría?

—Mon ennemi sae cuplas...

Muevo mi otra mano, haciendo que caiga de rodillas. Su intento de pararme es absurdo. 

—Se te ha olvidado, prima, que de las dos, yo soy la más poderosa. —Digo acercándome a ella. 

Cierro los ojos, e intento calmarme. No puedo. Abro los ojos, y arrodillándome a su lado, susurro las palabras que acaban con su vida. 

Me alejo de ella, buscando el camino que me lleva a la parcela de mi familia. Según me voy acercando, veo que las luces están apagadas. Me desvío para no tentar a la suerte, y me pongo camino a Mystic Falls. 

Ahora, en el día presente.

Me siento en uno de los taburetes que hay enfrente de la barra. Espero a que el camarero se acerque, y una vez lo hace, pido algo para beber.