Capítulo 4: Problemas

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Peeta

— ¿Delly?

Definitivamente no es la chica que recuerdo, no la que ahora usa vestidos cortos, cabello más rubio y pintalabios rojos. Su mirada cambió, su forma de ser tan dulce ahora parece más seductor.

Sus pensamientos debieron cambiar con el paso de los años, pero yo continúo siendo el mismo, el loco enamorado por la chica de la Veta, y ella lo sabe muy bien ya que varias veces resultó ser mi confidente.

Katniss rápidamente recoge todo lo que estaba a nuestro alrededor, guarda las fotografías y cierra la caja colocando el libro encima. Me desanimo un poco, todo iba bien antes de la interrupción.

Me levanto sólo para ver cómo Katniss abandona la habitación, apresuradamente.

— Hola, Katniss — Delly le sonríe de la misma manera que lo hizo conmigo, pero siento algo extraño entre ambas.

— Hola —ella susurra en respuesta, seguidamente abandona el lugar y poco después se oye cómo otra puerta es cerrada con fuerza, demostrándome que no se encuentra bien.

— ¿Vine en mal momento? —pregunta mientras baja la punta de su corto vestido, en un gesto hipócrita.

¿Por qué vestirse con algo tan corto si lo va a estar estirando a cada rato?

En mi mente masculina eso no tiene sentido, más una cualidad que posee Katniss; el de no exibirse a los demás, siendo simplemente ella misma.

— No, sólo estábamos viendo algunas fotografías.

Necesito recordar que Katniss y yo somos una pareja, ambos tenemos que actuar de la misma forma si no queremos que la realidad caiga sobre nuestras cabezas.

— Que bueno, Anelise quiere verte.

¿Qué hago? Ni siquiera sé quién es.

— Genial, tráela aquí.

— ¿Estás hablando en serio? —siento que me equivoqué en dar esa respuesta, ella enarca sus cejas rubias.

— ¿Por qué no?

— Sabes que a Katniss no le cae tan bien y no toleraré el mal humor de tu esposa, Mellark.

Intento buscar una buena respuesta, pero aún estoy afectado con lo de mi familia y no puedo pedirle ayuda a ella, técnicamente esto ocurrió hace muchos años.

— Hablaré con ella antes, ¿de acuerdo?

Delly se acerca a mi mientras rodea mi cuello con sus brazos y me planta un beso en la mejilla. Sonrío y la acompaño hasta la puerta de la habitación, cuando voy caminando hasta las escaleras unos sollozos provenientes de una de las habitaciones del final del pasillo llaman mi atención.

Katniss.

— ¿Me esperas un segundo?

— Debo irme, Anelise debe terminar sus tareas antes de la cena.

Mi estómago protesta entonces, recordando que tanto Katniss como yo no almorzamos, estábamos concentrados en buscar respuestas a nuestras preguntas que se nos pasó.

Espero que Delly salga de la casa y recién ahí subo y llego hasta la puerta donde ella se encuentra, golpeo mis nudillos contra la madera y no obtengo respuesta alguna.

Sé que invadir su espacio no es una opción, pero la preocupación llega cuando escucho una nueva ronda de sollozos.

— ¿Katniss?

— ¡Vete!

— ¿Estás bien?

— ¡Vete de aquí, Peeta!

Tiempo » [Katniss & Peeta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora