Capítulo 15: Capitolio

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Katniss

- ¿Gale?

- Katniss... -demasiado formal, su semblante duro y su pose de soldado regresaron.

No lo juzgo, pero tampoco quiero su proximidad y apuesto a que él tampoco, ya que la última vez que nos vimos le apunté una flecha y le advertí que no se acercara.

Sigo mi camino, tratando de ignorarlo, con el miedo recorriéndome por dentro imaginando lo peligroso que será tener a Gale y a Peeta frente a frente en este tren.

Llego hasta el vagón comedor, miro en todas las direcciones y descubro que está completamente vacío, entonces encuentro unas cuantas botellas de agua dentro de un cubo de metal con hielo.

Tomo una y la abro, llevándomela a los labios, sorbiendo el líquido con necesidad. Tomo otras dos para llevarlas por si los niños despertaran con sed y hago el mismo trajecto hasta la habitación, pasando frente a Gale que está recostado en un sofá.

Al llegar a mi vagón, abro la puerta del cuarto y encuentro a Peeta despierto y sentado en la cama, con la mirada perdida hacia la ventana, lugar donde el anocher pasa velozmente sin dejar rastro visible.

Dejo ambas botellas de plástico sobre una mesita pegada a la pared y me acerco para sentarme a un lado de la cama, mientras Peeta enciende una lámpara.

- ¿Ocurre algo? -inquiere y yo toco su hombro, su camiseta está humeda, lo que me indica que ha sudado bastante.

- ¿Peeta...? -mis manos giran su torso de manera que estamos frente a frente, me siento preocupada por su reacción.

¿Pasó por uno de aquellos ataques de nuevo? Porque, honestamente, no sé qué hacer cuando su clon malvado aparece.

Sus facciones se suavizan, es como si tuviera el rostro vacío y sin expresiones que demostrar, temo que aquellos ojos azules se vuelvan negros, y que sus ganas de matarme regresen.

- Lo siento -sacude ligeramente su cabeza, al parecer, intentando olvidar algo -, tuve una pesadilla.

Y entonces lo entiendo, aún siento el escalofrío en mi cuerpo cuando recuerdo la pesadilla en la que vi a Prim explotando en medio de miles de niños, y él estaba allí, cuidándome y apoyándome en todo.

Él inclina su torso hacia mi cuando acaricio su cuello con mis dedos, al mirarme puedo notar dos áureas rojas alrededor de sus ojos azules, pero de todos modos no puedo verlo como una amenaza, no ahora.

- Fui a beber un poco de agua, ¿quieres? -le pregunto y él asiente, le paso una de las botellas antes de confirmar que los niños están bien abrigados.

- Desperté y no estabas, entonces iba a levantarme ahora mismo.

- Me tardé en encontrarlas -explico con alusión a los envases plásticos.

Me siento y cruzo las piernas sobre las sábanas de la cama, sin despegar mis ojos de él.

- Voy a tomar una ducha, estoy lleno de sudor -me anuncia y se levanta, no antes de acercarse para dejarme un beso en los labios.

Lo estiro más hacia mi, mientras mis labios atrapan profundamente a los suyos; cada beso con él es único y me hace descubrir más sensaciones.

• • •

- ¡Mamá!

- ¡Mamá!

Abro los ojos sobresaltada y me incorporo de golpe al sentir dos pequeños cuerpos saltando sobre el colchón, restriego mis ojos, acostumbrándome a la luz que entra por la ventana y los observo.

Tiempo » [Katniss & Peeta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora