Capítulo 17: Fiesta

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Katniss

— Ellos necesitan llevarnos para allá de cualquier forma —suspiro lentamente, presionando las yemas de mis dedos sobre mis ojos, ¿permanecer lejos de la mansión es pedir mucho?

— Para ser sincero —abro los ojos y centro mi atención en Peeta —, creo que nada continúa siendo igual... es decir, la mansión, las personas, la situación en sí es bien distinta ahora.

Paro de rebuscar algún posible vestido dentro de la maleta, ambos estamos sentados con las piernas cruzadas sobre la gran alfombra de la habitación.

— Peeta, ¿eres consciente de que para ellos ya vinimos miles de veces aquí? —cuestiono —, cuando en realidad esta será la primera.

— ¿La imágen de aquel Capitolio horroroso aún está grabada en tu mente también?

— Es como si a cualquier momento todo este lujo desaparecerá, y seremos arrojados a una arena —cuando termino de hablar su cuerpo se acerca al mío.

La tensión entre nosotros no hace más que aumentar, al igual que esta mañana, la atmósfera que fue interrumpida vuelve a ganar intensidad.

Dejo de pensar en cualquier cosa cuando siento su respiración caliente muy cerca, seguida de un camino de besos de la misma temperatura, siendo trazados sobre mi cuello; sin dudas Peeta descubre en mí puntos sensibles que hasta yo desconocía.

— Tengo la sensación de que voy a despertar de este sueño, que esta realidad escapará como el agua entre mis dedos y te perderé a ti y a esos niños maravillosos —se sincera Peeta.

Asiento, acaricio su rostro con mis dedos, temiendo sentir lo mismo; porque sé que al acabarse esta realidad, si lo hace, voy a terminar muy lastimada.

Es como si pasaras un largo tiempo con alguien a quien amas, te acostumbras con la situación tan buena que, cuando termina, te rompe por dentro y por fuera en partes iguales.

No me salen las palabras románticas, por esa razón ese momento se lo dejo siempre a Peeta.

— Podemos aprovechar mientras estamos aquí —agrego entonces.

— Eso es lo que pretendo hacer.

Cuando vuelvo a cerrar los ojos puedo sentir su cercanía, su pecho pegado al mío, nuestros corazones latiendo uno cerca del otro.

Me recuesta delicadamente sobre la alfombra mientras me besa en el proceso, su cuerpo descansa sobre el mío y sólo nos detenemos para tomar una bocanada de aire, aprovecho para llevar mis manos hasta su nuca, y desde ese lugar comienzo a bajar por sus hombros y luego su torso hasta llegar a la punta de su camiseta.

¿Qué estoy haciendo?

Él separa nuevamente nuestras bocas, y me mira directamente a los ojos, esperando a que me decida a dar un paso más, ya que en sus ojos puedo ver el deseo estampado en sus pupilas dilatadas.

No digo nada, vuelvo a besarlo y a sentir su piel hirviente a medida que levanto la pieza de ropa, en eso puedo escuchar un suspiro al otro lado de la habitación y me doy cuenta de lo que estamos haciendo, y aún peor, de dónde estamos.

Me separo de él y giro el rostro encontrándome con mis hijos durmiendo plácidamente en una de las camas cerca de la ventana, bufo y Peeta se ríe, supongo que frustrado al igual que yo por ser interrumpidos una vez más.

Él se sienta y separa nuestros cuerpos, mi saliva pasa raspando mi garganta, el silencio que nos envuelve es extraño y no facilitan a que mis mejillas pierdan calor.

— ¿A qué hora es la fiesta? —le pregunto.

— A las nueve.

Miro por encima de su hombro en dirección al reloj cerca de la cabecera de la cama, demasiado pequeño. Me levanto seguida de Peeta, rápidamente él se dispone a entrar al baño y me doy cuenta de que tengo una hora y media de tiempo para estar lista antes de que vengan a buscarnos.

Tiempo » [Katniss & Peeta]Where stories live. Discover now