Capítulo 13: Futuras sorpresas

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Katniss

El asunto de Gale quedó resuelto, después de cariños y besos intercambiados cerca de la pared del baño, quedó claro que Peeta no necesita tener ningún tipo de celos.

Confieso que a pesar de haberlo besado innúmeras veces, dormido a su lado otras más, permitido que sus manos acariciaran mi piel, todo esto aún me resulta bastante extraño.

Me permito a mí misma pensar en cosas nuevas, experimentar sensaciones desconocidas aún, todo lo que esta nueva vida tiene para ofrecerme; un verdadero tornado pasó por mi interior, revolviendo todo lo que, durante años, logré poner en orden.

Y ese tornado es Peeta.

Él y su increíble forma de lograr que mis días sean buenos, a pesar de los constantes sueños y pesadillas sobre mi hermana pequeña Prim. De alguna manera estamos controlando el dolor, juntos hacemos que la agonía de haber perdido drásticamente nuestra antigua vida se vuelva algo bueno con nuestros hijos.

— No sé a quién de las dos les va peor —murmura Peeta con una risita y yo me pongo seria, me desagrada la idea de ser incluída en esa lista.

— ¡Hey! ¡El mío está bien, papá! —exclama Willow, defendiéndose como una versión en miniatura mía.

Peeta se acerca hasta el otro extremo de la mesa, se inclina hacia el frente para observar el trabajo de su hija.

Hija, hijo; nuestros niños. Esas palabras que de alguna forma me llenan de alegría el corazón. Confieso que la Katniss de dieciséis años aún es resistente, pero la Katniss que está junto a Peeta ama a nuestros hijos intensamente.

El viaje que nos ha tocado realizar a través del tiempo aún es un misterio, pero me doy cuenta de que pequeños fragmentos y sentimientos de los adultos Katniss y Peeta logran hacer acto de presencia, en ambos.

Apuesto a que esa es la razón por la cual voy cediendo rápidamente al amor que Peeta me profesa.

— Sí, está bueno, hija.

La sonrisa de la pequeña es tan grandiosa como una buena dosis de satisfacción, su temprana inteligencia es notable y sorprendente.

Una tarde de sábado en familia es el plano para este día, Peeta tuvo la brillante idea de preparar galletas de formas todos juntos.

— Papá ¿eso es una estella? —Rye pregunta pasando sus manos repletas de crema y masa por su pelo rubio, mientras yo gimo al imaginar el trabajo que dará limpiárselo después.

— Estrella, sí campeón —Peeta y su don de haber nacido para ser padre, con sus palabras dulces y suaves, me pregunto cómo lo hace tan fácilmente — . Está muy bonita.

Rye sonríe, mostrándome la falta de algunos dientes, sus regordetes cachetes se tornan un tanto rosas, y tengo ganas de agarrarlo a mordiscos, no me limito a dejar la idea en mi mente, escondo mis dientes con los labios y lo muerdo mientras lo rodeo con los brazos y él se queja.

— ¡Duele, mami!

Río pasando un dedo sobre su diminuta nariz; mi hijo es la cosa más tierna que pueda existir.

Luego Peeta se acerca para analizar mi galleta, que por cierto no tiene forma de nada.

— De acuerdo... ¿qué es eso? —pregunta con diversión en su voz y percibo que se encuentra a centímetros de mi.

Su pecho se une a mi espalda, apoya las manos a cada lado de mi cuerpo sobre la mesa, mientras su barbilla descansa en uno de mis hombros.

— No lo sé —su risa me parece tan melodiosa, entonces me encojo de hombros a la vez que río decepcionada —, está horrible, puedes decirlo.

Tiempo » [Katniss & Peeta]Where stories live. Discover now