Capítulo 28: Conversaciones

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Katniss

Cierro la puerta al pasar, pues no necesitamos más oídos y ojos curiosos. El viento fresco de la noche revuelve mi cabello, obligándome a sostenerlo en un nudo, tratando de contenerlo. El ligero escalofrío que siento me advierte que será una situación difícil, donde tendré que lidiar con mis fantasmas del pasado.

— ¿Qué quieres? —le espeto, no bajaré mi guardia mientras no vea algún cambio significativo en ella.

— Soy tu madre, no uno de tus enemigos —me cruzo los brazos, apoyándome en el borde de la ventana.

Lo peor no es estar frente a ella, sino recordar a Prim.

— ¿Por qué viniste? —yo no la llamé, mucho menos Peeta que estaba en tratamiento en el Capitolio.

— Creí que ya era hora de cambiar las cosas. Quiero arreglar mis errores del pasado.

— ¿Qué quieres decir...?

— Te necesito, hija —parpadeo varias veces, evaluando tus palabras -—. Y tú aún no confías en mí, aunque siendo adulta aún tienes la misma manía irritante de cuando eras adolescente.

— Manía que creé por tu culpa —la encaro, desestabilizándome al percibir su mirada de derrota.

— Sí, sé que no fui una buena madre para ustedes —el plural utilizado por ella finalmente acaba conmigo.

— Primrose ya no está —no quiero recordarlo, no hoy. Pues sé lo que ocurrirá si comienzo a pensar en eso —. Y no quiero hablar sobre eso, no es el día ni la hora.

¿Cómo hablaré con ella ahora? La juzgaré por cosas que ella no hizo, de todos modos eso fue hace años. Ahora soy adulta, los años han pasado y muchas cosas que no recuerdo sucedieron.

— No creo que esté lista, mamá.

— Lo supuse, tú siempre has sido difícil, no dejas que nadie pase de esa línea que creaste. Alejando a quien más se preocupa, fue así con Gale, conmigo y hasta con tu marido —las cejas de ella se erigen inquisitivamente.

— Peeta es la mejor cosa que me ha ocurrido en la vida.

— Sabes lo que pienso de eso. No olvidé la última vez que vine aquí y me expulsaste.

Me sorprende el descubrimiento, nuestra situación es mucho peor de lo que pensé. Y probablemente la discusión fue sobre Peeta y nuestra boda.

— Tú...

— Gale siempre fue mejor que él, estable —es instantáneo cómo siento las facciones de mi rostro endureciéndose de rabia, pues sus palabras acaban con cualquier intento de paz entre nosotras.

— Peeta es perfecto para mí —doy una sola respuesta que quiere decir mucho más que gritos o una eterna discusión.

— Él acaba de volver del Capitolio, ¿crees que no sé por qué se quedó en el hospital unos días? —me dice mirándome directamente a los ojos —. Yo soy médico, siempre estoy siendo bombardeada con preguntas y sé que el tiempo sombrío puede haber terminado, pero ustedes serán eternamente recordados.

— Las personas no saben lo que sucede en realidad, no te preocupes por eso —escupo cada palabra que sale de mi boca.

— ¿Cómo no preocuparme? Katniss, eres mi hija, me preocupa tu seguridad y la de mis nietos.

— Peeta no es un peligro para nosotros ¡Deja de decir eso! —miro hacia atrás, preocupada de que él por acaso pueda oírnos. No quiero molestarlo y, consecuentemente, lastimarlo —. Yo lo escogí y no me arrepiento de ello. Él me hace feliz, y no importa las malditas secuelas que Snow dejó en él, son mínimas en comparación a lo que sucederá de verdad si llego a quedarme sin él.

Tiempo » [Katniss & Peeta]Where stories live. Discover now