Capítulo 26

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Dylan era casi todo lo que yo había soñado.

Y digo casi, porque no terminaba de conocerlo del todo.

Era intenso, fuerte y detallista.

Me estaba volviendo loca sin que apenas me diera cuenta. Estaba metiéndose en mi piel, en mi cabeza, en mis labios...

Después de dejar el garito de sus inicios, me tomó de la mano y hablemos de todo y de nada.

Me dijo que siempre había querido dedicarse a la medicina, pero que su familia no podía permitirse pagarle la facultad. Me dijo que deseaba un futuro más brillante para él, su hermano y su madre.

Me explicó que lo habían pasado muy mal cuando su padre los abandonó siendo ellos pequeños. Que su madre encontró otro amor, pero que no era todo lo que parecía.

Que fueron rebeldes en la juventud. Metiéndose en líos. En líos de los gordos, me aseguró.

Me dijo que por su trabajo, no tenía posibilidad de tener parejas.

Me habló sobre el significado de sus tatuajes. El de su cuello era una transcripción de una canción que le dedicó a su hermano, y que le ayudo a que éste dejara el mal camino.
Que representaban su fortaleza.

También me dijo que cuando nos conocimos, él no estaba en su mejor momento, y que tomó las riendas de su vida para salir de una adicción importante.

Me dijo que su vida no era el camino de rosas que todo el mundo se imaginaba.

Me dijo que no confiaba en mucha gente, entre los que se encontraban su madre, Jordan y Augustus. Que no había abierto su mente a nadie. A nadie excepto a mí.

Yo le dije que salí de un pequeño pueblo, huyendo de una vida planificada por otros.

Que mi sueño estaba en otro sitio, y que para llegar hasta él me tenía que marchar.

Le conté que había sido duro el llegar con nada, que Haley me había salvado la vida. Que me había salvado a mí.

Que todo lo que había hecho hasta ahora era luchar por mi sueño. Que había tomado la determinación de quedarme y seguir luchando.

Que estaba buscando un alojamiento asequible para quedarme.

Después de abrirnos, me dijo que me ayudaría a encontrar un sitio donde quedarme, que conocía a alguien dedicado a los alquileres que encontraba chollos.

Me dijo que quedaríamos al día siguiente para empezar a buscar.

Y al despedirnos me besó. Pero no como en el hotel de París.

Me besó con urgencia. Con deseo. Me besó con su boca, su cuerpo, su alma.

A mí se me erizó todo el bello. Me derretí, así de simple.

Deseé que ese beso durara siempre. Que resistieramos hasta el infinito, sólo con nuestros labios pegados.

Nunca había sentido eso con nadie. Era tal la conexión, que a pesar de conocerlo de hace poco, creía que lo conocía de siempre.

Dos días antes

Después de ver tres apartamentos distintos, todos horribles y subidos de precio, Dylan, Hugo (el especialista en chollos) y yo, íbamos hasta el ultimo apartamento seleccionado.

Miraba distraída por la ventanilla del coche. Agradecía la ayuda de Dylan, pero el experto no había acertado ni una. Desconfiaba plenamente en que hoy encontrara algo.

-A la cuarta va la vencida -me dijo Dylan con una sonrisa ladeada.

-Sí, eso dijiste con la primera -y me pongo a contar con los dedos-, con la segunda, y ¡ah sí!, con la tercera también.

Te puedes quedar [Resubido, sin terminar]Where stories live. Discover now