Capítulo 10

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- ¡Guau! -dije coloradísima. De pensar que era gay a que me tirara los tejos y me demostrara que no lo era, habían pasado sólo segundos. Tal vez había sido demasiado para mí, no podía procesarlo-. Tengo que ir al aseo -le dije escapándome de sus brazos.

Volví a mirar hacia arriba, pero Dylan no estaba en su reservado. Tal vez me lo había imaginado, como la mirada que me había echado antes -que me cuesta reconocer, pero me había sofocado-. Llegué al baño, o mejor dicho la cola del baño. Había por lo menos diez chicas por delante de mí.

Ah no, yo no iba a esperar tanto. Me acerqué al aseo de chicos y entré corriendo, a pesar de que estaba mucho más sucio y era verdaderamente vergonzoso si me pillaban ahí dentro. Pero lo siento, mi vejiga tenía sus propias normas y tenía que vaciarse a la de ya.

Me lavé las manos al acabar justo cuando entraba un grupo de chicos, que jalearon mientras yo salía. Les sonreí disculpándome y choqué con otro chico que entraba. Bueno, decir "chico" era decir poco. Un hombre, y que hombre.

Por segunda vez aquella noche, volvía a tropezarme con Dylan, quién me sonrió y provocó en mí una sonrisa en respuesta.

-Parece que esta noche nuestro destino es chocar -me dijo con las cejas levantadas. Yo le hubiera dado la razón, pero me quedé hipnotizada por el movimiento de sus labios carnosos, y más cuando pasaba la lengua por ellos.

- ¿Qué? -dije confundida, volviéndole a mirar a los ojos.

-Nada -dijo en un susurro, mientras me apartaba un mechón de pelo de la cara-, ¿quieres una copa?

-Pues si -dije sonriendo.

Me agarró del brazo con sutileza pero con decisión, dejando atrás a todas las mujeres que se volvían a mirarlo con ojos de loba. Sonreí para mí misma, pues esa noche había salido para divertirme y vaya si lo estaba consiguiendo.

- ¿Quién son los que te acompañan esta noche?

-Amigos.

- ¿Y el chico con el que has bailado antes?

-Lo he conocido esta noche -le dije, pero no se me escapó el tono con que lo dijo.

Me dio mi copa, la cual acabé en dos tragos. Al ritmo que estaba bebiendo, acabaría borracha y tirada por los suelos en menos de una hora.

-¿Quieres salir a fumar?

-Desde luego -le dije necesitando tomar el fresco. Empezaba a sentirme mareada y quería sentarme un rato.

Salimos de la discoteca y nos encendimos un cigarro. El humo penetraba en mis pulmones y me mareaba más. Tiré el cigarro al suelo y le miré.

-Me estoy encontrando mal. Me voy adentro y me despido de mis amigos -dije moviéndome hacia la entrada, pero su brazo me retuvo.

- ¿Quieres que te lleve yo?

- ¿Tú? -dije sorprendida.

-He traído mi coche, te puedo llevar.

-¿Y no tienes a nadie esperándote en el reservado? - ¿ésa había sonado como yo? Pero un yo inseguro, debía de ser por el alcohol.

-No -dijo sonriendo y levantando su característica ceja.

Y entonces la gente salió en tromba por la puerta de la discoteca, con gritos y pisotones. Me empujaron y me dejaron trabada contra la pared. Con una mirada de angustia, Dylan se acercó a mí y puso su cuerpo como escudo contra los empujones de la gente que salía. El pánico lo envolvió todo, había gente que lloraba y gritaba. Un par de ellos cayeron al suelo y fueron arrollados por los demás.

- ¿Qué está pasando? -pregunté a nadie en particular, asustada por lo que estaba presenciando.

-Vámonos de aquí, esto se está poniendo feo -me dijo Dylan.

-Pero mis amigos...

-Ellos pueden cuidarse solos -y me arrastró a la carrera metiéndome a la fuerza en su 4x4.

- ¡No! ¡Mis amigos siguen dentro!

-Tenemos que irnos -sentenció, y el coche salió despedido a una velocidad que mi práctico coche de alquiler no había visto.

Echándole un último vistazo a la discoteca, vi a varias personas saliendo de ella manchados de algo rojo. Deseé y pedí a todos los dioses que eso no fuera sangre.

Te puedes quedar [Resubido, sin terminar]Where stories live. Discover now