Capítulo 13

54 3 0
                                    

Si Ysolde se hubiera dado cuenta del periódico que sostenía, y no solo se hubiera fijado en las noticias de cultura (donde se anunciaba a página completa su exposición), se hubiera dado cuenta de una noticia muy interesante.

Noticiero Express, 29 Agosto

En Los Ángeles ya estamos habituados a las escenas escandalosas de algunos de nuestras estrellas, con sus idas y venidas, sobre todo con sus entradas y salidas de centros de rehabilitación. Hoy ha saltado la noticia de que Dylan Hoyt (batería del archiconocido Go!Planet) ha pedido el alta voluntaria del centro donde se hallaba internado voluntariamente. El batería habría sufrido en los últimos meses una pérdida anormal de peso, cuyo origen achacaban (otros medios informativos) al estrés de la gira de su último álbum.

A nuestra redacción llegaron informaciones diferentes, pero sin ninguna forma de confirmarlas, guardamos la noticia celosamente a la espera de una señal. Tras su ingreso en el centro (que por seguridad, el nombre no vamos a desvelar), que fue muy silencioso, estamos en posición de afirmar que el señor Hoyt se hallaba envuelto en líos de drogas, tal vez presa de una adicción. Tras saltar la noticia, no para de llegar nueva información sobre este hecho, de la que no podemos hacernos cargo por su carácter explícito.

*****

Dylan en el centro de rehabilitación

Dia 5

¿Cuántos días llevaba? Ni idea, pero empezaba a sentirme cansado y encerrado. Si, cansado porque era todos los días lo mismo, y encerrado al ver cada día los nada sutiles barrotes en cada ventana. Pese a haber acudido allí por propia voluntad -y por propia voluntad me refería a obligado por mi hermano y mi madre- no entendía que hacía allí. ¿Yo tenía una adicción? No, lo hacía solo para divertirme, y era eso solo lo que hacía. ¿Qué más daba?

Un gramo me animaba la noche, un par de cervezas me daban un toque especial y una carrera en mi coche hacía de esa noche, una noche redonda. ¿Era eso tan malo? Un delito sí, pero nadie tenía que decirme cómo administrar mi tiempo, y mucho menos, mi dinero. Ya era mayorcito para solucionarme la vida, como para tener de nuevo a mi hermano pequeño inmiscuyéndose en ella.

La vuelta a mi vida de unos viejos compañeros de fiesta animó la rutina de mi vida que era del escenario a casa, y de casa al escenario. Hacía tanto tiempo que no les veía, que reencontrarlos supuso una gran alegría, eso y retomar mis viejas costumbres -a las que no llamo adicciones, por su connotación negativa.

-Sus pastillas señor Hoyt -me dijo la enfermera al entrar en mi habitación.

Le sonreí, porque ser educado no cuesta nada, pero me estaba empezando a arrepentir de estar allí metido de nuevo. Sin tener ninguna comunicación con el exterior, y sin saber con seguridad cuantos días estaría allí encerrado.

No sabía quién se ocupaba de ocupar mi puesto en la batería, pero seguro que el público no estaría nada contento. Pero qué importaba, al fin y al cabo no es una decisión que yo había tomado pensando en las posibles consecuencias.

Día 21

Después de una semana de estar en el centro de rehabilitación -y quien dice una semana, puede decir dos o tres, pues me resultaba muy difícil calcular los días-, me llegó una carta de mi hermano Jordan. Al ser un cliente vip, me dejaron recibir aquella carta bajo soborno. En ella, mi hermano me contaba que mi ausencia al mando de la batería empezaba a hacer estragos en la banda. ¿Primero me mete aquí y ahora me echa la culpa?

La enfermera que me traía las pastillas volvía a hacerme tragar esa mierda.

-¿Qué día es hoy? -le dije con la mejor de mis sonrisas. Aunque mi aspecto debía de ser bastante diferente del que traje cuando entré aquí, me acoracé tras mi sonrisa educada -y sexy, porque no decirlo, sabía el efecto que tenia entre las mujeres-.

-Señor Hoyt, hoy es veintinueve de agosto.

Tenía ganas de volver a tocar, de viajar y de estar fuera de allí. Casi sentía como iba perdiendo mi genialidad -si eso era posible- ya que practicaba diariamente con la batería, creando y ensayando. Ya que mi entrada en el centro había sido voluntaria, iba a salir de allí, vamos que si, como que me llamaba Dylan Hoyt.

*****

-Aquí tiene el alta, señor Hoyt.

Firmé, y tras salir de su despacho, cogí mi maleta y salí de allí cagando leches -lo que se suele decir "rapidísimo y sin mirar atrás" -.

Te puedes quedar [Resubido, sin terminar]Where stories live. Discover now