Beth Harper, una joven, exitosa y ambiciosa chica de Nueva York, es muy desafortunada en el amor. Pero, cuando viaja a Roma e impulsivamente roba unas monedas de una fuente en la que las personas la arrojan en busca del amor verdadero, Beth comienza...
- Vamos, Beth solo logrará amarme si hago esto.- alguien decía, este tipo colgaba del techo envuelto en vendas. - Si Harry Houdini pudo escapar, yo también... ¡o no! Ahí viene.- al parecer estaba en casa de Beth de cabeza y colgando de su techo.
- No lo se Cindy, no se si creer en la magia.- entró a su casa hablando por teléfono, estaba distraída. -Solo se que es una locura y que esto se tiene que acabar.- colocó su bolsa sobre la mesa.
- Pero ya te hemos advertido.-dijo su hermana por el teléfono.
-De acuerdo, entonces ¿qué tengo que hacer para que se acabe esta pesadilla ?- alguien balanceaba detrás de ella.
- Tienes que devolver las monedas a La Fuente del Amor.- dijo sin preocupación Cindy mientras llevaba una jarra de café a su marido.
- ¿Eso es todo? ¡Te mandaré las monedas mañana mismo!- las tomó de su charolita y las apretó en su mano, aunque todavía no se daba cuenta del capullo de mariposa humana que colgaba detrás de ella.
- Eso no vale.- dijo Humberto. - Ella tendrá que devolver las monedas.- gritó al teléfono.
- No querrás que vuelva a Italia solo para devolver las monedas a esa fuente. Tiene que haber otra solución.- dijo algo desesperada.
- Disfrutar eso hermanita.- bromeó dulcemente.
- Cindy...- iba a decir algo pero giró y vio a la momia colgante, soltó un estruendoso grito.
- Beth, soy Roger.- dicho esto cayó del techo y se quejó, buscó la manera de destapar su rostro y levantarse. -Quiero batir un récord por ti. Parece aterrador y peligroso pero es una camisa de fuerza.- logró levantarse y se retorcía para escapar.
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- ¡Basta! ¡Para!- ella gritó pero Roger rompió la tela pero al hacerlo se impulsó hacia atrás y cayó sobre la mesa de cristal rompiéndola por completo.
- ¡¿Qué estás haciendo en mi apartamento?!- dijo furiosa.
- Dejarte pasmada, no había hecho una locura en menos de tres minuto, ¿cuánto tiempo tarde?- Roger miró al otro lado y ahí estaba un tipo desconocido que habló.
- Tres minutos cincuenta y nueve segundos.
- Mm, he ido muy rápido, parece que no lo has cronometrado bien.- regañó al sujeto.
- Oye, si buscas en el sombrero hallarás el conejo, si quieres el récord esaya mas.- dijo serio con el cronómetro en mano.
- ¡Shh! Esta enfrente mi novia.- susurró al sujeto.
- ¿Quién es ese?- gritó Beth.
- ¡Ah! Es Peter, mi ayudante en cada uno de mis trucos...
- ¡Los dos fuera de mi departamento!- Beth empujó a Roger fuera de su casa mientras decía locuras.
- Tu perfume es embriagador, tu cabello huele...- ella cerró con seguro la puerta y respiró profundo, luego miró a un costado y estaba Peter gravando todo, él solo sonrió coqueto.
- ¡Que te largues!- no sabia como acabaría semejante locura.