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No tardaron mucho en arreglar lo de la luz, así que encendieron de nuevo todo y Beth estaba abrazada a John.

- Lo siento, no era mi intención.- todos lo miraban.- Sigan tocando.- dijo a los músicos quienes iniciaron con un ritmo lento, pero cuando pudieron mirarse a los ojos se avergonzaron separándose el uno del otro pero John pudo ver que Beth tenia su teléfono en mano y él se lo quitó.

- Esto es mio y estará mejor aquí dentro.- lo guardó en su bolsa de la camisa, se miraron sonrientes con la dulce música de fondo, él la tomó de la cintura y se movieron al ritmo de esa linda melodía, riendo por las pequeñas tonterías de ambos. Pero unos tipos que estaban en la mesa cercana le gritaron algo en italiano.

- ¿Qué te dijeron?

- Nada.

- Dimelo.

- Significa golpe, recibí un golpe en fútbol americano en la universidad.

- Pero es fútbol, si lo juegas te llevas golpes.

- Fue un golpe de esos que nadie quiere darse... me golpeó un rayo.- Beth pensó que era broma y rió, pero John no hizo gesto alguno y ella borró su sonrisa para disculparse, pero después recargó su cabeza en el peho de él. -Estoy bien... excepto por un pequeño problema de visión, pero estoy bien.- él recargó su barbilla en la cabeza de Beth. -Hueles a lavanda.

- Y tu hueles a ganado.

- No seas tan dura.- soltaron una ligera risita, Beth levantó la mirada y John pudo observar muy bien sus ojos, cada vez acercándose más y mas pero alguien los interrumpió.

- Beth, cariño, debes cortar el pastel.- dijo su madre y ella se separó de John para solo sonreir de lado e ir a la mesa del pastel.

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Después de todo, Beth tomó otra copa y desde el pequeño balcón de ese gran salón buscó a John con la mirada, encontrándolo pero al parecer también él buscaba algo.

- Abrele la puerta, confía en el amor, cree en la magia.- se dijo a si misma y tomó de un trago la copa, tomó otra y una botella, bajó las escaleras y siguió a John, él salio del salón mirando la fuente y detrás Beth decidida a una oportunidad, pero cuando iba a acercarse una mujer de vestido rojo se puso frente a él y lo besó apasionadamente, Beth solo corrió y se escondió detrás de una columna del lugar, solo se escuchaba la risa de la mujer, ella se asomó y vio que ambos iban abrazados, ellos entraron y Beth tomó un largo trago de alcohol de la misma botella, caminó hacia la fuente y subió las pequeñas escaleras de esta y se sentó en el borde.

- Excelente.- murmuró y soltó una carcajada para volver a beber se quitó los tacones, miró a todos lados y como no había ninguna persona, entró en la fuente, se deshizo de la liga del cabello y suspiró y volvió a beber de la botella, levantó la vista y miró a la escultura de Venus del centro de la fuente.

-¿Tu que estas mirando, fuente del amor? Pff, absurdo, es decir, esperamos toda la vida para que llegue el hombre perfecto y que nos lleve volando.- soltó una carcajada, se notaba su ebriedad.

-¿Pues sabes? ¡No va a venir!- gritó algo triste, suspiró y se dio la vuelta para caminar sintiendo el agua en sus pies, mirando todas las monedas.

-Cada una de ustedes es un deseo desesperado de amor que no se cumplirá jamas.- dicho esto su mente pensó en algo tonto, miró a Venus y tomó una moneda, la levantó como si se la mostrara, las nubes se juntaron y un trueno retumbó en el cielo y dijo.

-Voy a salvarte a ti.- dicho eso un rubio en alguna cafetería que estaba comiendo un delicioso pastel de chocolate, muy caro por cierto y un café exportado de algún país raro sintió como si algo lo llamara. Beth dio la vuelta buscando más y tomó otra.

- ¡Ah! Y te salvo a ti.- un joven pintor dejó caer su pincel, viendo hacia la nada sintiendo esa atracción de algo, tomó otra y un hombre que caminaba sintió esa conexión. -No, tu no me importas.- la volvió a lanzar y aquel hombre siguió su camino cabizbajo.

- Pero a ti que te salvo.- en un sitio de alguna calle, un dulce mago giró sobre su eje y apretó sus cartas lanzándolas por todos lados. Tomó una que estaba en su pie.

-Y a ti.- suspiró y alguna parte de una ciudad un modelo estaba siendo fotografiado en una linda calle, pero él se sintió llamado por esa sensación, sonriendo bobamente. Beth buscó otra y lo que encontró fue una ficha de casino, la levanto y la miró.

- Sin duda, también te salvo a ti.- sonrió al verla, ella siguió en la fuente dando vueltas tratando de olvidar sus problemas. John salio del salón cruzándose con el sacerdote.

- Padre Dino, ¿sabe dónde está Beth?- el sacerdote negó pero John la pudo observar divirtiéndose en la fuente como una niña

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- Padre Dino, ¿sabe dónde está Beth?- el sacerdote negó pero John la pudo observar divirtiéndose en la fuente como una niña. La miró por varios segundos y quedó perdidamente cautivado por la chica pero no muy lejos la policía le gritó que saliera de la fuente, ella tomó sus zapatos y corrió para evitar problemas. Venus solo era testigo de cada movimiento de todos los presentes, aunque ella odia que roben sus monedas, es vengativa la querida Diosa.

When In Rome (TERMINADA)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant