Beth Harper, una joven, exitosa y ambiciosa chica de Nueva York, es muy desafortunada en el amor. Pero, cuando viaja a Roma e impulsivamente roba unas monedas de una fuente en la que las personas la arrojan en busca del amor verdadero, Beth comienza...
- Por favor deja que me vaya.- ella caminó para evitarlo.
- ¿Me puedes decir que diablos pasó ahí adentro?- John la seguía mientras se ponía la chaqueta. - ¡¿Con cuantos tipos sales?!- estaba algo furioso, mientras caminaban él trataba de entender que pasaba.
- Esos tipos no me conocen, están bajo un tipo de...hechizo.- Beth seguía caminando.
- ¡Beth, Beth! Hola.- dijo un hombre sentado en una mesa de una cafetería.
- ¡¿Por qué no me deja en paz sujeto que no conozco!?- gritó furiosa al sujeto.
-Soy yo Beth, tu dentista.- contestó asustado el hombre.
-¡Oh! Perdone Doctor Malkowitz .- ella sonrió nerviosa.
-¿Va todo bien?- preguntó miedoso.
- Claro, ¡De maravilla!- volteó a ver a John con una sonrisa falsa. - Si he usado el hilo dental.- sonrió y siguió caminando mientras John la seguía y trataba de hablar con ella.
-No quiero hablar de eso.- John insistía.
-¿Tu dentista?¿Estas bien?- preguntó preocupado.
- Solo quiero irme de aquí.- ella ya se había cansado de todo eso.
-Esta bien, espera.- John silbó y un taxi se detuvo frente a ambos. -¿A dónde quieres ir, donde te sentirías segura?
Ella sonrió y miró a John.
**** Ambos subían por uno de los pasillos del museo.
-Venia aquí con mis padres cuando era niña. Este lugar me parecía mágico y mi padre me decía que...el techo era de vidrio para que Dios viera las pinturas.- ella rió mientras seguían caminando, cuando llegaron frente a una pintura.
-¡Wow!- dijo John.
- Lo se.- respondió Beth. - se llama Marie-Thérčse Walter,
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Picasso se enamoró de ella, tenía 17 años y él ya estaba casado y era mayor por 30 años, así que ocultaron su romance, pero él documento su pasión, ocultando sus iniciales en pinturas...claro Picasso no estaba listo para sentar cabeza así que la dejó, al igual que dejó a su esposa por Marie, pero Marie Thérčse nunca dejó de querer a Picasso y ella...- Beth comenzaba a llorar. - se ahorcó cuando él murió.- John la miró con lágrimas rodando por sus mejillas.
-¿Estas bien?- le preguntó con preocupación, Beth lo miró y respondió.
-Ella lo amaba tanto y él no le correspondió, simplemente es triste.- John tomó su barbilla y le dijo tiernamente.
-No siempre debe ser así.
-Siempre que he abierto mi corazón me han herido...siempre. Conozco a un tipo, me encanta...y cualquier otra chica pensaría en lo maravilloso que va a ser...pero yo solo espero a que me decepcione.- ella aun lloraba y John quería que ella dejar de estar triste.
-Los rayos aveces te golpean, créeme, yo lo sé.- Beth sonrió un poco.
-Quisiera poder creerlo.
-Creelo, no te voy a decepcionar esto es real.- Beth sonrió dulcemente, John se acercó y se agachó un poco para poder unir sus labios en un dulce beso que para Beth fue sincero, lleno de amor, ella quería que durara para siempre.
