Cap. 17

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17.

—Luce...

—Tengo orzuela —confesé cubriéndome los ojos con un mechón mientras el viento me ayudaba con el resto.

Como Liam no respondía, me vi en la penosa necesidad de apartar un poco el mechón.

Su cara era un poema.

Carraspeó. —Yo... Siento mucho oír eso...

—No tienes ni idea —entendí incapaz de ocultar mi diversión.

—No, la verdad no. Pero suena terrible.

Reí incapaz de contenerme un poco más. Aunque perdió el 80% de la gracia cuando descubrí a Liam mirándome fijamente con una sonrisa en los labios.

Aquí y en china eso se llamaba acoso.

¡Me encantaba!

—La orzuela es... —tomé valor en un suspiro— el cabello partido en dos.

Si antes Liam parecía confundido, ahora parecía un gnomo de jardín custodiando un  panteón.

Tomé uno de mis cabellos y le mostré la punta en «Y».

Los labios de Liam formaron una enorme «O» y asintió con comprensión.

—Y eso es... ¿Malo?

—¡Es terrible! —corregí— Es como convertirte en Medusa poco a poco.

Liam rió y tomando nuevamente mi mechón moreno, comenzó a jugar.

—¿Si sabes que esto a los hombres no nos importa?

—¡A las mujeres sí!

—¡Qué suerte que sales con un hombre! —respondió con fingida admiración.

Lo miré mal y le golpeé el hombro con el puño mientras las gotas de lluvia golpeaban con mas fuerza los cristales del ventanal detrás de nosotros.

—Mirale el lado positivo —sugirió tomando mi cabello en «Y»—. Puedes partirlo a la mitad y tener dos cabellos de uno. Sin necesidad de... Lo que sea que usen las mujeres para hacer su cabello mas voluminoso.

Reí fuerte.

—Se llaman extensiones. Y esto no funciona así. Ni es una partidura exacta, una de las dos terminará cediendo al final.

Liam tomó una muestra partiendo uno de mis cabellos a la mitad.

Después de descubrir el maravilloso secreto que se ocultaba detrás de la orzuela y la mutilación de cabellos, entendió a lo que me refería.

—Bueno, si buscas otro lado positivo. Puedes tener el wishbone 24/7.

—No vas a pedir un deseo partiendo mi cabello a la mitad —advertí incapaz de mirarle molesta o de ocultar una sonrisa.

—¿Por qué no? Es una tradición muy bonita.

—Sí, cuando lo haces con un hueso de ave, no con cabello maltratado.

—¿Cual es la diferencia? Todo son supersticiones.

—¿Cómo los sabes? —reté olvidando por un par de segundos con quien estaba hablando.

—El hueso de los deseos es una antigua tradición Italiana. Se creía que las aves tenían la capacidad de predecir el futuro, así que tomaban la fúrcula o espoleta de alguna (generalmente pollos), pedían un deseo y la partían a la mitad. Quien se quedaba con el trozo más grande cumplía su deseo. No  hay nada mágico en eso. Es un hueso fracturado y cuestión de suerte.

Lucky Love (LR #3)Where stories live. Discover now