Lucky Love (LR #3)

Cap. 56

Lo primero que vi al despertar fue una maraña de cabellos, una cara pálida y un abrigo de cuero cubriendo malamente el pecho de un hombre desaliñado. No pude reconocerlo a primera vista. Me sobresalté pensando en que podía estar metida en un cuarto blanco con un extraño, pero cuando el extraño abrió los ojos y me miró como si fuera un fantasma frente a él, entendí de quién se trataba.

Era Liam.

—Me pegaste un buen susto —dije, sintiendo al instante dolor en la garganta al proyectar una voz gruesa.

Liam se puso de pie de inmediato, tenía una sombra verde cubriéndole el mentón y parte de las mejillas, tenía los ojos irritados y unas horribles ojeras que daban un aspecto lastimero. Mi primer instinto fue pensar en lo peor.

—¿Dónde están? —Intenté ponerme de pie, pero él no me dejó, su mano me detuvo y continuó mirándome como si fuera un zombie—. Liam, más vale que digas algo ahora porque...

—Estás... Bien.

Lo miré confundida mientras me recorría con la mirada.

—Quiero saber dónde están mis hijos —intenté ser más clara.

Liam cerró los ojos, sonrió y asintió. Parecía un vago con piquete, pero del barato.

—Liam...

—Están bien. —Me miró, esta vez proyectando toda la felicidad que podía proyectar con ese aspecto decadente—. Los tres están bien. Duermen aquí. —Señaló hacia tres incubadoras vacías—. Los llevaron al piso de arriba para hacerles algunas revisiones pero están perfectamente.

Me tranquilicé, pero no tardé en entender un poco más y comenzar a molestarme.

—¿Dejaste que se los llevaran y te quedaste a dormir?

Liam sonrió abiertamente y continuó mirándome como idiota.

—Katy y Dorian están con ellos, el hospital está asegurado, estarán bien.

Lo miré con sospecha.

—¿Por qué sonríes tanto?

—¿No vas a preguntarme cómo salió todo?

Hice una mueca de asco y negué con la cabeza.

—Conozco el proceso, Katy me mostró videos de partos toda la semana, pero gracias.

Liam rio como si le hubiese contado el mejor chiste del mundo y no pude evitar fruncir el ceño y cruzar los brazos sobre el pecho... Arrepintiendo me al instante de haberlo hecho porque dolió.

—Es mejor que, por ahora, mantengas el pecho libre...

—La última vez que me dijiste eso hicimos tres bebés. —Mi pecho ardía, mi garganta estaba seca y mi voz seguía siendo un enigma. Instintivamente, miré debajo de la bata verde de hospital y casi me voy de espaldas al encontrar enormes marcas rojas.

No solo se veían dolorosas, eran dolorosas.

—¿Qué diablos...?

—¿Te gustaría escuchar una entretenida, pero nada divertida historia de hospital?

****

Y una mierda con todo.

Con esa frase resumiría mi vida hasta ahora. No tenía ni idea de qué demonios debí haber hecho para merecer tanto castigo, pero sin duda, si había una reencarnación, yo debía ser Eva, Jezabel, hija de Hitler o algo por el estilo.

—Liam, si sigues viéndome con esa sonrisa bobalicona en serio me va a dar algo.

Su sonrisa se ensanchó.