Lucky Love (LR #3)

Cap. 22

22.

—Por favor no le digas nada a Liam.

Lo último que necesitaba él eran más corajes. Uno más y y seguro le explotaba el apéndice.

—Susy, ¿Con quién crees que estás hablando? —demandó visiblemente ofendido.

Respiré tranquila y esperé a Liam forzando una sonrisa.

Lo único que necesitaba en ese momento era correr a dormir.

—¿Qué haces aquí? Creí que estabas en el Liv con Katy.

Apenas se acercó lo suficiente, Axel me delató.

—Logan la ha acorralado y le ha roto el labio con los dientes —acusó señalándome como un niño.

—¡AXEL! —reprendí abriendo los brazos a los costados.

—¡¿Qué hizo qué?!

Si Liam parecía amable al llegar, ahora sólo era una versión 3D de Hellboy.

Tomé aire de un tirón, rodé los ojos y desvié la mirada hacía la pared junto a nosotros.

Iba a golpearlo, cuando tuviera más fuerza lo haría.

—La tenía contra la pared —añadió como si aquello no fuera suficiente.

—Axel, este es el momento perfecto para conservar los dientes —amenacé con una mirada asesina.

Axel se encogió de hombros como si el sólo estuviera haciendo su deber.

La mirada de Liam se posó sobre mi labio roto.

Estaba segura de que estaba bien herido porque podía saborear las pequeñas gotas de sangre en el.

—Lo voy a matar ¿Dónde está? —preguntó Liam con la mirada fría fija en el pasillo. Su mandíbula estaba tensa y sus manos ya se habían vuelto puños.

Ojalá los usara contra el soplón de Axel.

—¡No será necesario! Luce le ha hecho correr como una niñita asustada —alabó—. En serio hermano, mis primas corrían más firmes cuando les robaba las muñecas.

Soltó una carcajada tan grande que esta vez no pude contenerme y le golpeé el estómago con el dorso de la mano en extensión.

No le saqué tanto aire como hubiera querido, pero con ese cansancio ese poco me sabía a victoria.

Sin esperar más, Liam caminó a paso decidido por el pasillo y, como si fuera poco, Axel indicó:

—Se ha ido a su habitación, tal vez le encuentres por el pasillo si te das prisa.

Le golpeé el hombro con la mano, pero esta vez él no lo dejó pasar.

Mientras seguíamos a Liam por el pasillo, aquello se había convertido en una guerra de manotazos.

—Liam, no hagas esto —pedí mientras manoteaba los manotazos de Axel.

Cuando Liam giró para responder, Axel y yo dejamos de manotear en automático.

Ya estaba, éramos completamente te maduros y nada de eso había pasado.

—Ni creas que voy a dejar esto así.

—Liam, eso es lo que quiere...

—¡¿Quiere que le parta la cara?! ¡Bien, concedido! —retomó la marcha.

—¡Sólo quiere fastidiarte!

Pero tuve que detenerme de golpe.

El suelo alfombrado comenzó a moverse con más fuerza, obligándome a detenerme del borde de un espejo colgado en la pared.