Cap. 60

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60.

Will no era un idiota. Quizá pensara que lo era en el pasado, pero ya no iba a subestimarlo más. El tipo estaba loco, sí, pero tenía visión y cuando se aferraba a algo no paraba hasta conseguirlo.

Y yo era ese algo ahora.

Poco tiempo después de que me enviara a mi habitación/celda, inició la nueva táctica de la inanición. Dejó que mi cuerpo recibiera tres días sin nada más que agua y luego envío un poco de pan. Podía estar hambrienta, molesta y débil, pero todavía podía proteger un poco de mi orgullo, así que me negué a comer a pesar de las quejas de 363 y los gritos de Will. Habíamos iniciado una pequeña batalla.

Que al final perdí, naturalmente.

Pocas horas después Will apareció con su equipo y un montón de material médico, no tardé en darme cuenta de que lo que buscaba era mantenerme viva a toda costa.

Ya ni siquiera podía elegir cuando morir. Con Will cerca sentía que lo había perdido todo.

—El Capitán quiere verte —me avisó 363, después de darle una mirada al móvil.

Fingí interés.

—¿Al fin voy a conocer al Capitán? Muero de ganas, he escuchado mucho sobre él.

Él me miró mal, pero no hizo más esfuerzo por hacerme entender que faltarle al respeto a Will era peligroso.

Dio un paso al frente y abrió la puerta, entonces un apagón oscureció todo alrededor.

Y no dudé en aprovechar la oportunidad.

Lo empujé a un lado y comencé a correr. Sabía que no iba a llegar demasiado lejos, pero tampoco podía esperar a que me quedara de pie junto a él esperando a que la electricidad regresara.

La luz volvía de vez en cuando, solo por unos segundos antes de apagarse por minutos completos.

Corrí por los pasillos sin ninguna dirección. Los soldados alrededor ni siquiera parecían percatarse de mi presencia en ese lugar, todos estaban demasiado ocupados tratando de ubicarse, proteger sus pertenencias o no ser golpeados por alguien más.

Entonces una mano fuerte tiró de mí hacia atrás.

Luché contra la fuerza de las manos firmes que me apresaban de la cintura, pero fue inútil, al poco tiempo se le unieron más manos que me elevaron con mucha facilidad.

Cuando la luz volvió por breves segundos, pude ver que estaba dentro de una habitación llena de soldados. Eran al menos doce y los doce parecían recién saludos de una película de horror.

Una luz roja de emergencia se encendió dentro.

—Miren lo que encontramos —canturreó el que me tenía apresada de los brazos.

Pensé en gritar, pero deseché la idea casi de inmediato. ¿Quién iba a correr a mi auxilio? ¿Will? ¿363? ¿Algún matón afuera? Estaba perdida y no había forma de salir de esa ilesa.

El terror comenzó a invadirme cuando rieron y me arrojaron al suelo como un costal de papas. Si algún día lograba salir de esa, definitivamente tendría que visitar al quiropráctico.

Como si no valiera nada, uno de ellos me sostuvo de las manos mientras otro de ellos se sentaba sobre mí. No hacía falta ser un genio para saber lo que se proponían esa manda de cerdos.

Reconocí muchos rostros, la mayoría de ellos eran soldados que servían en las filas de mi padre, pero no podía esperar a que tuvieran un poco de compasión, principalmente cuando ellos encabezaban la lista de sus peores reclutas.

Lucky Love (LR #3)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant