Cap. 50

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50.
NOTICIAS A QUEN


Katy había insistido en hacerle una fiesta de despedida a Quen. No estaba de humor para despedidas, pero él lo valía.

Además era la única oportunidad que tenía de darle la noticia.

¡Dios santo! Todavía ni siquiera me hacía a la idea de albergar a otro ser dentro de mí. Ni siquiera era capaz de cuidarme sola. Tenía la sensación de ser como una madre adolescente, pero atrapada en el cuerpo de una mujer mayor.

Le había hablado a Liam sobre las posibilidades cuando se trataba de Quentin. Era un chico con un corazón de oro, pero nunca sabía cómo iba a reaccionar a algo. No tenía un patrón en general y me aterraba que la noticia lo hiciera sentir menos, que se sintiera desplazado o que pensará mi atención a él iba a disminuir.

Quizá lo último fuera completamente cierto, pero me gustaba pensar en que tendría el tiempo suficiente para encargarme de ambos sin excluir al otro.

Sería como tener dos hijos, un bebé y un joven universitario.

¡Pff! Pan comido, ¿eh?

Estaba perdida.

—Creo que iría mejor dentro de una caja —había sugerido Liam, besándome el hombro antes de levantarse de la cama y tomar su saco, listo para volver al trabajo.

El resto de la semana me habían pegado unas náuseas mortales. Confieso que, cuando supe que Kate Middleton no acompañó al pequeño príncipe George a su primer día de escuela, a causa de los malestares de su embarazo, pensé que era una exageración... Ahora entendía por qué el pequeño George había tenido que aferrarse solo a la mano de su padre, y no solo eso, también sentía una terrible ira contra la prensa que vendió esa nota.

Ya podía oler mi nota en las revistas de internet: «Luce Webber abandona su empleo en editorial Woodgeth y se convierte en la esposa dependiente que todo el mundo predecía», seguida de un montón de comentarios asegurando que siempre supieron que la única razón por la que había pescado a Liam, era para quedarme con su dinero y vivir la buena vida.

Pero, mientras tanto, no podía poner un pie fuera de casa... Al menos no si quería volcar el estómago en santa paz. Generalmente, las náuseas no llegaban a tanto, a menos que se tratara de huevo o chicharrón. Durante la última semana había descubierto que el huevo y el chicharrón no iban a ser mis mejores amigos durante los siguientes meses.

Todo había sido una locura. Dos semanas desde que le di la noticia y Liam ya había conseguido  tres visitas al médico y una a una decoradora de interiores, que planeaba convertir nuestra sala de juegos en una habitación cómoda para el bebé.

El médico dijo que todo estaba en orden. Era demasiado pronto para que un ultrasonido nos arrancara una lágrima de película y definitivamente todavía no podía saber el sexo del niño, pero el médico leyó mi sangre y dijo que todo estaba bien. Eso pareció tranquilizar a Liam, aunque a mí me había acercado un poco más a mi nueva realidad, haciéndome perder un poquito la razón.

—¿De verdad tienes que irte? —me quejé.

Quedarme sola en casa no me espantaba, pero sí me hacía sentir increíblemente aburrida, principalmente cuando mis mejores amigos tenían turnos de trabajo que solo los liberan durante las tardes.

Lo cual me dejaba con toda la organización de la fiesta sorpresa de Katy a Quen... Y no me hacía ninguna ilusión ponerme a pedir comida y artículos de fiesta por internet.

—Tengo que hacerlo —dijo mientras se acomodaba la corbata—. Axel tiene otra junta hoy en Taiwán, así que me toca hacer el truco de magia solo.

Lucky Love (LR #3)Where stories live. Discover now