Capítulo 15

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Aquello no podía ser real, aquel momento no podía ser tan especial, tan bonito e inolvidable. Tan sólo no podía ser. Negando con la cabeza Silvia se separó de Elian mirando hacia el suelo con sus mejillas rojas de la vergüenza. Inmediatamente Elian captó lo que le pasaba a Silvia, sin dudarlo  la agarró con su pulgar de su barbilla obligándola para que lo mirase.

―Tranquila preciosa, no voy a llegar a más contigo. Sólo estaba comprobando una cosa.

― ¿Qué cosa es eso?―La ingenuidad de Silvia le hacía sonreír a Elian, en definitiva aquella mujer que tenía atrapada entre sus dedos y su mirada maliciosa le estaba dando lo que él buscaba. Que se derritiera por sus caricias y besos para adquirir en ella haciéndose pasar por Alejandra sin tener que fingir, ya que le había dejado más que claro el interés que Silvia sentía hacia él.

― Pues tan fácil como hacerte pasar por Alejandra, por lo que podido comprobar interpretas muy bien el papel de esposa enamorada. Pienso que mi abuela se tragará todo este teatro.

―No, tú te estas equivocando. Además yo no puedo fingir una mentira ante tú abuela. ¿Por Dios como puedes pedirme que mienta?―Atropelladamente Silvia pronuncia las palabras dándole la espalda a Elian para que no se percatara de su reacción. Sus mejillas ardían y su piel aun reclamaba su contacto. Asustada consigo misma por sentir esas emociones y sucumbir al efecto que le atrae Elian comenzó a tiritar de pánico.

― ¡Uy! Pues fíjate tú que hace un momento estabas dispuesta hacerte pasar por tú hermana, así pues, hazlo o atente a las consecuencias.

― ¿Acaso me estas amenazando, señor Zisis?―Sus ojos azules se entrecerraron cruzando sus brazos por debajo de su pecho comenzando de nuevo a enojarse. Alzando su barbilla clavó sus ojos en él con la intención de hacerle entender a Elian que a pesar de haberse equivocado no estaba dispuesta a ser chantajeada.

―No, solo es una advertencia. Por tú bien has lo que yo te digo
Ah,  por cierto mi abuela se llama Alena, en cinco minutos estará aquí. Te recomiendo que hagas lo que te digo y después ya hablaremos.

―No pienso moverme de aquí y ya puestos pienso contarle la verdad a tu abuela.

―Tú misma, pero luego no digas que no te avisé.―Con una sonrisa burlona Elian se marchó para recibir a su abuela.

Cuando él cruzó por su lado Silvia cerró sus ojos intentando controlarse. ¿Qué le estaba ocurriendo? Aquello no tenía sentido, ella había ido hasta Berlín forzada por él y cuando creía que diciéndole la verdad se enfadaría mucho y la dejaría irse, todo había sido un fracaso y para su desgracia se sentía cada vez más confundida respecto a sus sentimientos por Elian. Por supuesto su mayor calvario había sido tener que responderle a sus besos logrando de alguna manera excitarla y lo que es peor desearlo.

De pronto se escuchó una voz que la llamaba. Despacio se volteó mirando a una mujer mayor, bien arreglada con su cabello negro sedoso sin rastro de canas, vestida elegante con un traje chaqueta pantalón y acompañada por Elian.

Silvia se quedó mirándola durante un instante sin saber que decir, o qué era lo más apropiado que debía pronunciar si no conocía aquella mujer y menos sabía que iba a responderle. Inquieta se abrazó a sí misma volviendo a notar sus nervios recorrer su cuerpo.

De pronto su voz se quedó quebrada, la mirada clara de aquella mujer la amedrentaba llegando a acorralarla. No hacía falta ser muy sabios para percatarse de que aquella mujer lo que menos le tenía era  devoción.

―No ves querida abuelita como mi flamante y bellísima esposa ha regresado tras pasar unos días tan malos y difíciles en el hospital.

―Ya lo veo, ya veo que esta señora ha decidido volver, ojalá se hubiera quedado en el hospital.

La Ambición De QuererteWhere stories live. Discover now