Capítulo 31

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En Verona, había comenzado la primavera, el calor ya comenzaba a notarse. Dentro de la casa, Silvia pensaba en Elian y en la manera que la ha traicionado. A pesar de los intentos de él para poder comunicarse con ella. Silvia sabía que hablar con Elian era una tontería puesto que solo intentaría convencerla de su inocencia. Algo que ya dudaba a esas alturas ella. Lo amaba, no lo podía negar. Pero saber que ha estado con otra mujer, la angustia la mataba por dentro. Sintiéndose algo marea decidió meterse de nuevo en la cama. Los últimos días no los estaba pasando muy bien, y eso comenzaba a preocuparla. Necesitaba descansar por el bien de su bebé.

―Silvia, ¿cómo has amanecido hoy?―Aun con sus ojos cerrados, Silvia intentó responderle a Carlo. No deseaba abrirlos para que no viera el estado de tristeza que se encontraba.

―Bien gracias. Solo quiero descansar. Me siento un poco floja.

―Te dejo que descanses, tómate este zumo y come algo. Después vengo.―Carlo le dio un beso en la sien antes de cerrar la puerta tras él.

Preocupado Carlo llamó a Elian para decirle que debe hablar con Silvia, cada día que pasa ella va empeorando.

―Hoy mismo hablaré con ella. No puedo soportar estar un día más sin ella.

Carlo respiró algo aliviado de saber que Elian y Silvia hablarán por fin. Sin embargo seguía preocupado por ella. Apenas comía y casi no salía de la habitación. Intuyendo como si fuese a pasar algo, Carlo pasó dentro de la habitación y vio como Silvia se quejaba de dolor.

―Silvia, responde que te pasa.―Carlo preocupado llamó a una ambulancia, Silvia no paraba de quejarse de un fuerte dolor en la tripa.

Carlo intentaba tranquilizar a Silvia agarrándola de la mano. De pronto llegó Elian, sin saber qué ocurría exactamente, se dirigió hacia la habitación donde se encontraba Silvia quejándose de dolor y un médico junto a una enfermera revisándola.

Elian pasó la mano por la frente de ella, se notaba que estaba preocupado por ella, no podía verla sufrir de esa manera. Quería poder hacer algo, pero no sabía qué era lo que exactamente le ocurría hasta que no llegaron al hospital y un médico le informó que  Silvia había sufrido un aborto.

A solas en la habitación, Elian contemplaba a Silvia abatido y desalentado de haberse enterado que habían perdido a su hijo.

Al abrir los ojos, Silvia se encontró con un hombre sentado en un sillón comtemplandola desanimado.

―Elian, mi amor.―Pronunció ella casi sin fuerzas.

Elian se levantó despacio acercándose a la cama, se sentó en el borde de la cama. Quería con locura a Silvia, pero aquello que le había hecho no se lo podía perdonar.

―Porque me has ocultado que estabas embarazada Silvia.―Los ojos grises, ahora más oscuros se clavaron en los de ella. Una pequeña llama de fuego bailaba en su mirada, estaba enojado.

―Elian pensaba decírtelo, lo que pasa... es que tú me dijiste que no querías más hijos...y yo...

―Por que Silvia. ¿Por qué? Entiendo que no quisieras decirme nada por mi decisión de no querer más hijos. Pero después me lo pensé y si quería tener hijos contigo. Pero ahora, ni una cosa ni la otra.

―No...he perdido a nuestro hijo...―Afligida tras enterarse que ha perdido a su hijo, Silvia lloraba en brazos de Elian. Ambos estaban desalentados, habían perdido a su hijo. Aun así, había una pequeña espina en sus corazones.

Días después, Silvia se encontraba en casa de Carlo. Tenía que recuperarse. En esos días Elian no se había separado de ella, la había cuidado a pesar de que  sus sueños se habían roto.

La Ambición De QuererteWhere stories live. Discover now