La Tercer Gran Profecía.

Capitulo 5: Un viaje estresante.

Quirón había interrumpido la discusión durante la organización de captura de la bandera, les había obligado a retirarse a la casa grande y en el proceso ella deseo acallarlos con alguna maldición que les hiciera hacer silencio. Detestaba la gente bulliciosa, pero al estar rodeada de un montón de niños y jóvenes era el pan de cada día. Había aprendido a mantener la calma e ignorar, intervenir en el momento justo y mantenerse serena, pero el estrés de la situación le hacía desear estampar su bota sobre el rostro de cada uno de ellos: en especial Emiliano y Marcelo que se mantenían tranquilos e imperturbables.

Les había despachado a todos bajo quejas y protestas, mientras a ellos tres los confinaba una vez más al salón de la casa grande: estamparía su bota a cualquiera que le dirigiera la palabra.

— ¿Y han pensado en que saldrán el día de mañana?

Había dicho sin más el señor D al ingresar a la sala, acompañado de Quirón. Los tres levantaron sus cabezas alarmados, sus ojos abiertos por la sorpresa: ahora no era la única que querer dar patadas voladoras.

— ¿Mañana? —Murmuro Marcelo, como si estuviera digiriendo un pastel adornado con vidrios cortados.

Quirón observo a los tres chicos en la sala, noto como el señor D mantenía un brillo de morbosidad malvada en su mirada haciendo que le nerviosismo de los muchachos se intensificara; suspiro y negó con su cabeza al comprender todo.

— ¿Es que no les dijimos que saldrían mañana?

— ¡No! —Expresaron a la vez ante la pregunta de Quirón.

—Pues eso, salen mañana. —Intervino el señor D haciendo una señal con su mano, como si indicara que se trataba de un asunto de menos.

"¿Y la cámara oculta donde esta?", se dijo Leo al no poder creer lo que ambos locos decían: sentía como si los Dioses les empujara al tártaro. La mirada insistente de Quirón la exaspero, entonces cayó en cuenta que debía aceptar a todos los chicos que se había interesado en ir a la misión (incluidos sus hermanos) y realizar un plan de acción. Se coloco en pie de golpe y de manera precipitada al estar sentada en una de las sillas, empezó a recorrer con impaciencia el sitio: los engranes de su cerebro corría a cientos de revoluciones.

—El campamento Júpiter, los grupos, el modo de viaje...—Detuvo su andar y llevo sus manos a su cabello asustada. —¡Estos dos solos junto a ese montón de idiotas!

Emiliano carraspeo al escucharla. Ella volteo hacia los chicos y los vio elevar una ceja de manera interrogativa, sonrió de manera histérica al darse cuenta de la situación y se sonrojo al caer en cuenta de que se encontraba en presencia del señor D y Quirón.

—Resolveremos todo en este momento, lo juro. —Sentencio asustada al pensar en lo que venía.

Se encontraban reunidos todos en la misma sala. Había pasado varias horas decidiendo quien iría con quien, habían pensado una estrategia para poder actuar. Los tres estaban frente a todos, miraban a los chicos cuchichear en el fondo de la sala, Bryan no dejaba de acosarlos para que le dejaran ir con Val: básicamente toda la cabaña trece había hecho eso mismo, se preguntaban cómo no habían sido concebidos por Afrodita.

—Chicos, silencio por favor. —Solicito Leo. Observo la sala aun bulliciosa. — ¡Silencio maldita sea!

Todos guardaron silencio, sorprendidos de ver el sobresalto de Leo. Se acomodaron en sus sitios. Ela y Daniela estaban sentadas junto a Javier, quien sostenía la mano de Dulce sentada pierna con pierna a él, Pau estaba de pie tras ambos chicos. Los chicos de la cabaña trece estaban juntos, Bryan había intentado sentarse pero Jacob le había corrido la silla haciendo que besara el suelo con su trasero, Lid trataba de estar de pie junto a Mauricio; sostenía una sonrisa tonta mientras Mauricio la miraba de reojo con extrañeza. Angélica estaba junto a su hermano José y Sarahy a un lado de la sala y los chicos de la cabaña uno en la esquina contraria a ellos. La ansiedad le hizo suspirar tratando de recordar cada una de las palabras que debía decir.