Capitulo 17: una lucha amistosa

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— ¿Cuáles son las reglas?

Ange se había mantenido realmente entretenida. No podía considerar que su viaje desde el Campamento Mestizo había sido del todo entretenido, pero el tiempo que llevaba dentro del Campamento Júpiter había sido relativamente entretenido: ver luchas entre campistas podía ser mejor que una película en el cine con palomitas incluidas.

Todo había comenzado con una simple disputa, la cual se enardeció con unas cuantas pequeñas palabras de su parte "¿Por qué en vez de discutir, no pelean una vez por todas?". ¡Oh claro! si le hubiesen dicho que tal frase causaría tal dilema, las habría pronunciando mucho antes, podía incluso asegurar, que esa actuación merecía un Oscar. ¿Consecuencia de todo aquello? un torbellino de infinitos sucesos que entretenían su difícil ser inquieto en su interior.

Empezó de buena manera. Una vez que tomaron su palabra e idearon una lucha entre Jimmy, Majo y Daniela contra Julián (no la mal entiendan, amaba por mucho a la enana mal humorada de Daniela, pero su diversión iba por delante ante todo). Siguió mejorando cuando todos a los alrededores vitoreaban por una lucha, algunos campistas romanos presentes en el lugar, comentaban entre voces que sus amigos terminarían en una cama en el hospital (al inicio se preocupo, luego recordó que Jimmy y Majo podían trapear el suelo con sus rostro y que quizás Daniela podría salirse con la suya), otros campistas apoyaban incluso a los griegos recién llegados: sorprendiéndola. Solo podía intuir que Julián no era muy querido por los alrededores en cierto sentido.

En medio de todo noto la ligera angustia en el rostro del Leo, pero de alguna manera sabía que ella también esperaba con ansias unos cuantos golpes y cortes con sangre: maldita hipócrita, era cortada con la misma tijera que ella misma, se dijo Ange en medio de una sonrisa. Mientras se mantenía en segundo plano (pues no quería por nada protagonizar tal escena de película, era más divertido ser el espectador o en su defecto, el protagonista ganador, lo cual viendo el cuerpo de Julián no podía ser con ella en la ecuación), todo se desarrollo fluidamente, como si estuviese destinado a pasar.

Bajo la excusa de que no podía dejarlos solos, Leo alego que no podían luchar si no estaba cerca y que además; no estaba en condiciones de moverse por lo agotada que estaba. La solución para su placer (esto al ver el rostro de fastidio de Julián y Leo), fue que el gran fortachón la cargara hasta la arena donde sería el desenlace de la lucha.

—No. —Había refutado Julián de manera llana y desinteresada.

—En primera entrada, no te lo he pedido. —Le respondió cansada por su cansina forma de ser.

—Pero si lo hizo el chico guapo llamado Tad.

Para entonces Ange había lanzado otro ataque sin esperarse que tuviese efecto. Casi instantáneamente observo como el rostro casi inexpresivo del chico grandulón se deformaba bajo una mueca de fastidio y molestia: el hermano del chico era su punto débil. Su corazón se agitó de emoción, ese día se encontraba realmente arrasadora con sus palabras.

—Maldita sea. —Gruñó el chico inconforme.

Bajo protestas por parte de Leo, que podía ver seriamente que tan molesta se encontraba por ser cargada por el chico, incluso aún más de lo que podía estar debido a la lucha, fue llevada por el fortachón hasta el coliseo. Una vez en el sitio, discutieron las reglas del combate, lo cual trajo otra pelea.

—No soy romana para seguir sus reglas tontas. —Protestó Daniela molesta.

—Estamos en el Campamento Júpiter, es de esperase. —Le respondió Jimmy rodando los ojos ya harto de la chica: era su maldita culpa aquel suceso.

—No me importa, nos está diciendo que hacer.

—Ella tiene razón.

Lanzó Majo igual de disgustada. Sabía que era infantil, pero no podía soportar a aquel chico frente a ella. Para entonces todos enmudecieron bajo la sorpresa de ver que ambas chicas congeniaban con algo: incluida Daniela.

La Tercer Gran Profecía.Where stories live. Discover now