Capitulo 13: El hilo y una salida imitadora.

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New York, Estados Unidos.

—Tu plan simplemente no va a funcionar. —Fue la tajante respuesta por parte de Marcelo al escuchar la idea que había propuesto Bryan una vez que llegó junto a Val al apartamento donde descansaba junto a Ela y Grover. —Sencillamente les estas pidiendo saltar al vacío.

— ¿Debo concluir que estas proponiendo dejarlos morir ahí abajo? —Le contraataco Bryan. Su paciencia estaba por llegar al límite.

—N-no, yo...—Trató de defenderse ante el ataque directo por parte de aquel impertinente a su parecer.

—Entonces está bien proceder con el plan. No podemos esperar más tiempo y mucho menos rogar por tu autorización cuando los otros dos líderes dieron su consentimiento. —Corto la conversación Val al ver que ambos no lograban ponerse de acuerdo. De seguir así perderían más tiempo, el cual era valioso.

— ¡Oh vamos! Val tiene razón, hay que ponernos en marcha para sacarlos de ahí, literalmente están en el infierno.

Las palabras de Ela solo vinieron a reforzar lo dicho por Val, mientras tanto Grover solo se mantenía observando en silencio los garabatos realizados por Bryan en la hoja de papel que yacía en el suelo. Se habían mantenido alrededor de la hoja escuchando atentamente lo que tenía que proponer el chico romano para rescatar a sus amigos. Desde el momento en que Leo había dado el anuncio de que ellos llegarían hasta al momento de su llegada habían transcurrido al menos unas cinco horas y media, el tiempo suficiente para reemplazar sus ropas y tan siquiera lavar sus caras. Se trató de un vuelo directo y sin escalas, lo cual lo había hecho agotador pero apresurado.

Al llegar al edificio donde se encontraba Marcelo y los demás, lo primero que habían hecho era escuchar todo lo que tuviesen que decir sobre lo que pasaba, al mismo tiempo ellos debían explicar el plan que habían pensado para sacar a los chicos del inframundo: algo que nunca era tarea fácil por mucho que así sonara. La primera etapa del plan consistía en comunicarse con los chicos que se encontraban en el Hades, algo que les hizo discutir largo y tendido el cómo lograrlo: si en un inicio no podían llegar a ellos físicamente y sacarlos de ahí, mucho menos podrían hacerlo para conversar de algún modo, de preferencia con una taza de té, había lanzado en argumento Marcelo realmente hastiado de todo aquello. Para entonces Bryan había estallado molesto al sentir que no colaboraba y de alguna manera, confundido de ver una actitud en un chico que supone debía ayudarles.

—Comunicarse con ellos es sencillo si se encuentran en un solo sitio, lo difícil es llegar a ellos y sacarlos. Lo que debemos hacer es que se aproximen a la entrada del sitio para intentar simplificar la salida que tengamos planeada. —Por muy obvio que sonara, era algo bastante complicado de lograr, más que todo al sospechar que quizás no estarían en plena forma después de una lucha y un viaje sombra de por medio. —El asunto aquí es dar con ellos, de verdad, si se encuentran moviéndose a ciegas por ahí, será más complicado. —Bryan se había levantado del sitio en dirección al sofá en donde había lanzado sus pertenencias.

— ¿Pero nos dirás que haremos para comunicarnos? —Interrogo Ela algo ansiosa.

—Comprar cajitas felices.

— ¿Qué? — Preguntaron la mayoría en esa estancia, menos Grover y Val, sin comprender del todo a lo que se refería con aquello.

El Hades.

Sarahy no despertaba: era lo único en lo que podían pensar. Sabían que se encontraba milagrosamente viva después de aquella posesión o como fuera que se llamaba, por parte del sujeto romano que les había contactado. La mantenían recostada sobre aquella superficie dura y fría al igual que la chica. A lo largo de la espera se habían mantenido en cierto movimiento, pues se percataron que algunos seres no identificables, para ellos, transcurrían por aquella ruta. No podían dejar que fuesen alcanzados por cualquier clase de enemigo en su estado.

La Tercer Gran Profecía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora