Capitulo 15: sin salida

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Por horas estuvo escuchando el silencio, respiraciones ocasionales y quejidos a veces continuos en ciertos intervalos. Se sentía débil. No poseía energía alguna, haciendo que sus fuerzas desaparecieran por completo al igual que su confianza.

Habían permanecido en la oscuridad durante horas, días. Sospechaba que quizás semanas o meses, no lo sabía: su sentido del tiempo se perdió tiempo atrás. A pesar de las condiciones, del frio y duro suelo, de su mente debilitada y el desvelo que sufría a causa de cuidar a Connie por la fiebre que la aquejaba y el miedo que le causaba verla morir en sus brazos, logro conciliar el sueño momentáneamente. De alguna manera se sintió sorprendido al percatarse estar en medio del sueño, a la vez lo agradeció, era un pequeño descanso de todo lo que ocurría.

La mayoría había perdido la cordura, otros murieron despiadadamente a manos del cíclope y los que aún se mantenían en pie se encontraban dispersos a lo largo de aquella cárcel, en distintas celdas completamente agotados y a pesar de eso, no estaba seguro de cuantos eran los que estaban en pie, pero débiles como él estaba.

Fue entonces que recordó la voz de Katze en su cabeza, sus palabras se repetían en su cerebro una y otra vez, "¡hay que luchar y seguir con vida!". Juntos en su celda, estaban él, Connie, Katze y un chico romano llamado Ram en aquel momento (no sabía a ciencia cierta cuanto tiempo atrás había sido aquello). Lo había gritado con fuerza, con autoridad y energía en busca de romper el silencio y darle ánimos todos los semidioses que estaban ahí. Casi al instante, el sitio se abrió dejando paso a la luz cegándolos a todos por unos instantes, la celda se abrió y el chico fue sacado en medio de empujones, reclamos, lloriqueos de los demás semidioses que observaban la escena. El sitio volvió a la oscuridad y solo se escucho golpes secos y quejidos por parte de Katze, todo se volvió silencioso y solo se escucharon las respiraciones de todos: aquello era una tortura.

—Alex...

El murmullo de Connie le hizo volver a la realidad, estar alerta y despertar de golpe. Se movió de su sitio, imaginando que había llegado a rodar en medio de sus sueños y alejarse de la chica, alcanzó a la pequeña palpando su rostro. Noto que ella estaba sentada y ligeramente temblando, se preocupo pensando que algo le había ocurrido.

— ¿Qué sucede?

—Se escuchan pasos. —Advirtió Ram aún estando en la celda de ambos en una esquina no muy lejos de la pequeña a su lado. El chico no era muy social, o al menos con ellos, aún así sospechó que se encargo de vigilar a Connie. Tal vez, especuló Alex, la situación no ayudaba a estrechar lazos. —Guarden silencio o nos pasará lo mismo que al último loco. — Le escucharon decir mientras se movía en la oscuridad. Le sintieron acercarse a ellos y colocarse frente a sus cuerpos: ¿les estaba resguardando?

Casi inmediatamente el sitio se volvió a iluminar ligeramente al ser abierta la entrada de las celdas. Vieron como una de esos monstruos con cuerpo de serpiente ingreso agitando el látigo, su siseo y el deslizar de su cuerpo y cola les hizo contener el aliento.

—Es ella.

Señaló a una de las celdas más adelante el chico que la acompañaba: uno de los que habían cedido al control y se había unido a sus hordas de locos monstruos en busca de la destrucción de los Dioses. La mujer serpiente se movió hasta la celda y la abrió, por primera vez pudo escuchar de nuevo la voz de Katze en medio de un grito enfurecido: ahora sabía que seguía con vida, por el momento.

— ¡Aléjense de ella! —Hubo otro reclamo por parte de otra voz presente que no logró reconocer. Vio como alguien de la celda continua se movió hacía el frente susurrando "se la llevan"

— ¡Abril, no la sueltes!

Escucharon un grito a continuación y Ram se movió ansioso había los barrotes de la celda sin tocarlos. Notó como Connie se encogía de temor junto a él. Su impulso fue colocarla tras su cuerpo y avanzar con ella junto a Ram con la ansiedad corriendo por sus venas y compartiendo el mismo sentimiento junto a su compañero de cárcel. Habían escuchado a sus compañeros de campamento hablar, Katze un griego como él y Abril una chica conocida de Ram.

— ¡Melissa!

Su alma cayó a sus pies de horror al escuchar aquel nombre, incluso Connie se sobresaltó al saber de que trataba todo aquello: su novia estaba siendo sacada de la celda debido a su enfermizo estado.

— ¡Melissa! —Grito con fuerza intentando hacerla gritar, en todo aquel momento no la había escuchado hablar, nada más Katze y Abril se manifestaban. Se escucho un latigazo, un fuerte grito, un lloriqueo de la celda a su lado y luego el silencio. — ¡Mellisa, responde!

Vio como la mujer serpiente arrastraba un cuerpo fuera de la celda, seguida del semidiós traidor que le servía. Mell era arrastrada como peso muerto fuera de aquel sitio mientras él se pegaba a los barrotes conteniendo su desespero y las lagrimas.

— ¡Mell!

Grito llamándola, pero no le respondió. La mujer serpiente solo carcajeodivertida sabiendo y sintiendo su sufrimiento, no le hizo nada por sus gritos,solo cerró la puerta del lugar sin darle la oportunidad de ver el estado de sunovia. No sabía si estaba muerta o viva, sus piernas temblaban y su pechodolía: todo aquel que salía de las celdas de esa manera nunca volvía.

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Sí, lo sé: muy corto. Pero esto es una pequeña introducción a lo próximo que se viene.  También es un pequeño regalo a uno de ustedes por pasar el examen, esa persona ya saben de lo que hablo. XD

Escritor: Leo M.V.

La Tercer Gran Profecía.Where stories live. Discover now